Piezas únicas al alcance de todos

¿Quién no ha soñado alguna vez con disfrutar de un buen libro recostado en un cómodo sillón del siglo XVIII o tal vez con colocar una magnífica escultura religiosa en su hogar? El amor por el arte antiguo ocupa siempre un pequeño lugar en el corazón de todo artista. Y también en el de todo aquel que pueda, sepa y quiera valorarlo, su público. La adquisición de piezas de gran valor, que datan de varios siglos atrás, no tiene por qué ser una afición destinada sólo a un pequeño grupo de privilegiados. Este es uno de los valores que los anticuarios llegados a León para participar en la tercera edición de esta feria de antigüedades y coleccionismo Al moderna intentan trasmitir a expertos y curiosos que, durante este fin de semana, acuden a San Marcelo tras recibir la llamada del arte. Allí, pronto se ven envueltos por un ambiente evocador, que permite por un breve periodo de tiempo retroceder a otras épocas llenas de magia, misterio y encanto. «Hay buena calidad y un gran surtido de piezas, con piezas de los siglos XI y XII», comenta Félix Álvarez García, presidente de la asociación leonesa de anticuarios. Una apuesta por la calidad que ha provocado que una treintena de anticuarios hayan tenido que quedarse fuera de esta feria internacional, ya que el espacio de la carpa de tan sólo permite ubicar a 11 anticuarios. «Contamos con la presencia de anticuarios de Gijón, Valladolid, Barcelona, Valderas e, incluso, de Francia», afirma Félix Álvarez. La feria de antigüedades ha estado marcada desde sus inicios por el cambio de ubicación, pero siempre con un denominador común: «hacer llegar a la gente que hay anticuarios en León y que nos tienen olvidados», resume el presidente de la asociación leonesa. «Cosas curiosas» Mientras el visitante pasea por la carpa instalada en San Marcelo, los comentarios de otros recién llegados le guían hacia algunas de las piezas más queridas. «¿Has visto que cosas más curiosas?», mostraba una mujer a su pareja. Multitud de objetos inesperados, pero con una gran protagonista: la lavadora manual que, bajo el encabezamiento «después de la tabla y antes de la lavadora eléctrica», hace revivir a más de uno vivencias e imágenes de madres y abuelas. «Pensamos que con el tiempo será una feria bastante buena. El problema es la ubicación. Queremos un sitio donde estar siempre y con el que la gente nos pueda asociar», exigen Antonio y Paco García, de Valderas. «Venimos porque es gente muy amable y disponible. También para degustar la gastronomía leonesa y, en concreto, su cocido», asegura el orensano Faustino Jiménez. Todos los anticuarios coinciden en señalar que, «hasta el momento, se ve gente y todo va bien, esperemos que siga así y podamos venderlo casi todo en los días más importante, los dos últimos de la feria». A pesar de todo, algunas críticas afloran: publicidad insuficiente o falta de mayor apoyo por parte de las autoridades. Así lo resume Félix Álvarez, «hemos tenido mucho apoyo de la concejala de comercio, Teresa González, a la de cultura ni la hemos visto el pelo». El público acude a la llamada de la asociación, que espera la asistencia de entre 1.500 y 2.000 personas durante el fin de semana. La feria prosigue y, con ella, la oferta de objetos. Monedas, libros, mobiliario, cuadros, juguetes, piezas del ámbito eclesiástico... y, junto a ellas, sus dueños temporales dispuestos a ofrecer a cualquier visitante una verdadera pieza de arte.