| Crónica | Paso estrecho |
El Ejido no es el Ensanche
En las paredes de El Ejido y sus comercios han colocado una esquela, en blanco y negro riguroso, en la que «las 24.000 víctimas hijas e hijos del mismo ruegan una oración por el barrio», que «falleció a los 50 años después de una larga agonía padecida desde el cierre de la calle Ancha», después de «no haber podido aguantar el ataque urbanístico de unas piscinas mal colocadas y unas obras interminables en José María Fernández». Para quien quiera oírlo, se anuncia que «el sepelio será fuera del barrio, ya que debido a las obras aquí no se podrá realizar». La nota la enarbola la nueva asociación del barrio, surgida del descontento con el colectivo ya existente, que consideran que no les representa. «Hicieron una reunión y fue casualidad que no hubo nadie de José María Fernández», ironiza Adela Borge, que pone voz a más de 2.000 firmas que se guardan en el registro del Ayuntamiento. Las mismas voces que avisan de que «debido a que dejan sólo un carril cuando haya un entierro en la iglesia de San Juan de Regla el coche cerrará el tráfico; si tiene que parar una ambulancia entorpecerá al resto; al autobús le costará mucho dar la vuelta...». «Quedamos más aislados que cuando se hizo la peatonalización», lamenta la vecina del barrio, que pretende convencer al Ayuntamiento para que reescriba el proyecto que dibuja «la carretera estrecha y algunas aceras inmensas». Porque en El Ejido, aunque no lo sea, le gusta el Ensanche.