Las cotizaciones cubren menos del 80% de las pensiones que cobra León

Las cotizaciones que cada mes aportan los trabajadores leoneses a las arcas públicas apenas llegan para cubrir un 80% de la cifra total que cobran, también cada mes, los pensionistas de la provincia. Un déficit en la cobertura de las pensiones que a lo largo del presente año supondrá una cifra acumulada en la provincia de alrededor de 228 millones de euros, que deberán aportar otras autonomías a través del sistema de solidaridad regional. Cada mes la diferencia entre lo que aportan los trabajadores y lo que perciben quienes ya no trabajan pero cobran supone alrededor de 19 millones de euros de déficit. El sistema público de pensiones no corre peligro mientras se mantenga la denominada unidad de caja de la Seguridad Social, que garantiza la solidaridad entre las autonomías a la hora de pagar las pensiones, independientemente del lugar donde vivan. Sin embargo, está claro que no todas las regiones aportan lo mismo a este sistema público. Un informe elaborado por la Seguridad Social, titulado Distribución geográfica de la ejecución del presupuesto de ingresos y gastos entre 1999 y el 2005, refleja que de no ser por este mecanismo de solidaridad cinco autonomías (entre ellas Castilla y León) no podrían pagar las pensiones. También están en esta situación Asturias, Cantabria, Extremadura y Galicia, las «regiones pobres». El caso de León Extrapolando el análisis que se realiza en este documento, si León tuviera que financiar su propio sistema público de pensiones lo tendría especialmente difícil. Por un lado por el elevado grado de envejecimiento de la población, lo que hace que sea prácticamente imposible de sostener el pago de las pensiones con las aportaciones de los trabajadores en activo. Pero también porque la provincia cuenta con un buen número de pensiones de elevada cuantía, fundamentalmentamente las que tienen su origen en las prejubilaciones y jubilaciones de la minería. El documento de la Seguridad Social especifica también que aunque es evidente el déficit permanente desde 1999 en la balanza entre ingresos por cotizaciones sociales y el pago en las pensiones contributivas; hay que tener en cuenta por ejemplo que son los impuestos, y no las cotizaciones, los que financian el pago en el caso de las pensiones no contributivas.