Los cuerpos de seguridad y Educación se unen contra el acoso escolar
El defensor del Menor, Pedro Núñez Morgades, mostró ayer su preocupación por la «gran resistencia» que se está encontrando en los padres de los menores agresores para reconocer «la realidad de sus hijos» y porque la intenten tapar diciendo, por ejemplo, que «tienen una enorme personalidad». De esta forma se pronunció Pedro Núñez Morgades al ser preguntado sobre el acoso escolar, antes de intervenir el primer curso de seguridad y fenómenos sociales emergentes, que está dirigido a 40 miembros de la Policía y la Guardia Civil Nuñez Morgades, quien pronunció la conferencia «Conductas juveniles violentas», abogó porque se establezca una relación directa entre la comunidad educativa, la fiscalía y las Fuerzas de Seguridad para afrontar el problema del acoso escolar en los centros educativos, que, dijo, son seguros a pesar de que podamos tener otra percepción. El defensor del Menor de la comunidad de Madrid valoró la actuación de las Fuerzas de Seguridad para combatir el problema del «menudeo» de droga alrededor de los colegios y abogó también por su presencia fuera de los centros para detectar si conductas relacionadas con el acoso se trasladan al exterior. Insistió en que las Fuerzas de Seguridad pueden hacer «mucho» para afrontar este fenómeno emergente en las escuelas, que, en su opinión, tienen que «abrirse a los barrios», ser «un referente» y «generadoras de convivencia y tolerancia». Y por ello, hizo hincapié en que la Policía y la Guardia Civil tienen que estar «muy en contacto» con la dirección de los centros educativos y realizar una función «complementaria» con las escuelas y la fiscalía. El acoso escolar debe ocuparnos, pero no preocuparnos, según Nuñez Morgades, quien consideró que «todas las estructuras están preparadas» para abordarlo, aunque es necesario que toda la sociedad se implique porque «es competencia no solo de unos cuantos». Colaboración de todos Los maestros están capacitados para abordar «esa nueva realidad», aunque tienen que contar con la colaboración «de todos», del propio centro, de las Fuerzas de Seguridad, de la fiscalía, y sobre todo de los padres. No obstante, mostró su preocupación por el hecho de que a la sociedad le preocupe más que el hijo sea el agredido que el agresor, cuando, subrayó, «lo más preocupante es que sea el agresor».