Las dos caras leonesistas
Al terminar el pleno de ayer, algunos procuradores salían del castillo de Fuensaldaña sacudiéndose la ropa por si el histórico rifirrafe de los dos miembros del Grupo Mixto les había llegado a salpicar. Y es que hacía mucho tiempo que, al menos en Valladolid, la sangre no llegaba al río y que la relación entre ambos parlamentarios podía calificarse como de cortés indiferencia. Hasta ayer. El primero en poner el dedo en la llaga fue el propio Otero, quien no dudó en echar en cara a su propio compañero de grupo que además de no apoyar su propuesta, no hubiera presentado ni una sola enmienda parcial en contra de la defendida por PP y PSOE. Tras abstenerse en la votación, De Francisco cogió el micrófono y se preparó para dar candela hasta al apuntador. Acusó a Otero de hacer el ridículo en la Cámara autonómica y llegó a tacharle de «rey de la traición a las personas y a las ideas», en alusión a la ruptura de la UPL, partido del que se reconoció fundador. Al margen de otras críticas, lo de traidor le llegó al alma a Otero, quien pidió un turno por alusiones para reprochar a su compañero que si era un traidor, al menos no era un vago. Y para qué más. De Francisco que se levanta sin tener el turno de la palabra para afirmar que si no presenta enmiendas es porque su portavoz, es decir Otero, no se las firma. Otero que ve que los dos están de pie y que la cosa se está saliendo de madre, por lo que decide sentarse y así dejar de dar cancha a De Francisco. En medio de todo esto, protestas desde la Mesa de las Cortes por tanta interrupción mientras el resto de procuradores, «ojipláticos», no saben si echarse a reir o a llorar.