De las obras a las antigüedades y el activismo

Tiene ya una calle en la zona del centro comercial Espacio León y su último acto familiar fue la boda de su nieto Richar, al que casó en San Juan de Dios esta misma semana. Incluso, en sus últimos días, no renunció a su afición favorita: arreglar todo tipo de cachivaches y objetos a los que trataba de devolver la vida cuando todos ya habían perdido la esperanza. «Se pasaba horas y horas dando vueltas a sus arreglos, era lo que más le gustaba; eso y contarnos los asuntos en los que actuaba como arreglador», contaban ayer en el velatorio sus nietas. Profesionalmente se ganó la vida como peón de obras, en la venta ambulante y con las antigüedades. Su puesto era uno de los más curiosos del rastro de la ciudad. El alcalde de León lamentó ayer la pérdida del patriarca, al que calificó como «una persona excepcional, un gitano y un leonés comprometido con su gente, con su etnia y con la ciudad». Amilivia destacó también su papel en el fomento de la integración y la convivencia. La sucesión Sus funciones como «arreglador» no sólo se ceñían a León. Fue requerido en innumerables ocasiones para incerdecer en asuntos en otras provincias. Como anécdota, sus nietas recordaron que en una de las visitas del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a León sus escoltas le pretendían requisar su bastón por motivos de seguridad en un acto público. «El presidente dijo que dejaran al Tío Caquicho y le devolvieran su bastón». Ahora, los gitanos de León deberán buscar el «arreglador» que sustituya al hombre que lo ha sido durante casi sesenta años. «Tendrá que ser razonable, conocer nuestra leyes, honrado y carismático...».