León de arriba, León de abajo

Ordoño II a media mañana tiene mucho tráfico, pocas ventas y buen tiempo. A la puerta del Ayuntamiento, suenan los últimos ecos de la manifestación del domingo, y ahora Vicente Canuria, encorbatado, saluda efusivo a un caballero; después Alfonso Ordóñez, vestido en oscuro, se da un garbeo y el termómetro marca 22 grados perezosos, que en la sensación térmica son más. «Yo la única política que entiendo es la de la cartera, y desde que entró el euro, no me llega para nada. Lo de que si León, que si Asturias, me parece a mí que da lo mismo» sostiene Elvira , una vecina de Eras de Renueva. Jennifer se gana la vida como cámara de televisión: «Yo estoy a favor del leonesismo, y eso de que es un movimiento minoritario, ya se vio el domingo. No creo que 5.000 personas salgan a la calle todos los días por una cosa de estas. Es bueno que la gente apoye a León y hay que hacerlo con más fuerza». Para Ana Isabel , dependienta de profesión «el leonesismo es un invento que vale para que vivan bien cuatro y que los demás partidos hagan campaña. La gente de la calle, lo que sabe es que es de León y punto. Lo otro es un invento». Desde su coche, Cristina , directora comercial de profesión, es directa en sus apreciaciones: «Eso del leonesismo me parece un invento radical y extremo, y la única forma de curarlo es viajar más a menudo y leer un poco de vez en cuando». Horacio es berciano de nacimiento pero reside en León, y dirige una empresa de transporte por carretera: «Todo lo que sea en beneficio del Bierzo y de León, es bueno. La gente tiene derecho a defender sus intereses, y aquí, hace falta un poco más de apoyo». Lo tiene un poco más difícil Luca : «No soy español, estoy aquí de estudiante con beca Erasmus, y de estas cosas no entiendo mucho». Alberto resulta ser el más radical en su valoración: «Son todos una banda de ladrones, y me da lo mismo que sean de un color o de otro. Aquí, lo único que cuenta es tragar todo lo que se pueda, y punto».