El bandolero de Omaña purgará menos culpas
La Audiencia Provincial de León quita cuatro años de prisión a Salvador Cañueto por considerar que no hay pruebas definitivas de delito cuando fue encontrado durmiendo bajo un lecho conyugal
Salvador Cañueto Cañueto, conocido con el romántico sobrenombre de El bandolero de Omaña, estará en prisión cuatro años menos de los que había sido condenado inicialmente por parte del Juzgado de lo Penal número 1 de León. La Audiencia Provincial de León, como consecuencia de la apelación tramitada por su abogada, concluyó que no existían pruebas suficientes para atribuir a Cañueto la autoría de un robo con fuerza en las cosas en casa habitada, cargo por el que el juzgado le había condenado a cumplir cuatro años de prisión. En aquella sentencia, también se impuso otra pena de dos años de cárcel por tenencia ilícita de armas y tres meses más por un hurto en grado de tentativa. Los cargos de los que ahora se le absuelve ocurrieron el 16 de julio del 2003 en Piedrasecha, en la comarca de Luna. Un matrimonio denunció que el bandolero se encontraba durmiendo bajo la cama conyugal estando ellos en casa. Se supone que el acusado se había escondido bajo la cama al sorprenderle los propietarios de la vivienda en uno de sus robos. El matrimonio se acostó y pasado un tiempo escuchó los ronquidos de una persona, que identificaron como el bandolero de Omaña. Sin embargo, el tribunal no ha hallado pruebas suficientes para inculparle. Le quedan otras A pesar de esta rebaja de pena, el Cañueto, como se le conoce en la población cabreiresa de Marrubio, donde nació, no empezará a cumplir la restante condena de dos años y tres meses hasta que liquide las que pesaban sobre él cuando decidió no regresar a prisión tras un permiso penitenciario, hecho que ocurrió en 1999. Cabría recordar que a Cañueto se le atribuían inicialmente un total de 117 delitos en diferentes comarcas leonesas, principalmente La Bañeza, Astorga, el Órbigo, Omaña y Luna. Según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas al popular personaje, Salvador Cañueto está aprendiendo a leer y escribir en el centro penitenciario de Mansilla de las Mulas. Su relación con el resto de internos es cordial, incluso le ha tendido la mano a alguno de sus compañeros para buscarle defensa judicial. Pese a cargar con una cascada de penas, Salvador recibió con alegría la rebaja decidida por la Audiencia Provincial. La leyenda de este hombre ha sido alimentada en parte por sus peculiares fechorías. No robaba mucho más de lo que necesitaba y cuando se iba, casi siempre lo hacía con una botella de anís y puros. El día de su detención, un habano asomaba entre sus manos esposadas.