El censo en la provincia contabiliza alrededor de 400 ejemplares en la montaña, el sur y el Porma
El retraso del invierno en León propicia los ataques del lobo en las riberas
Las temperaturas altas y la calidad de los pastos aún mantienen a los rebaños en el campo
Las lobadas, como se denominan los ataques en grupo a los rebaños de la madre y sus lobeznos normalmente centradas en los meses de agosto y septiembre, se están prolongando a lo largo de este otoño por las altas temperaturas infrecuentes en esta época y el retraso en la llegada del frío. El catedrático de Zoología de la Universidad de León Francisco Purroy explica que la calidad de los pastos por las intensas lluvias y el buen tiempo mantienen todavía a los rebaños en el campo y, por lo tanto, los hace vulnerables a los ataques de estos depredadores. Precisamente, en las últimas semanas en la provincia se han contabilizado varios ataques de lobos, el último el jueves en Cerezales del Condado, donde mataron a once ovejas e hirieron a otras veinte. Respecto a este suceso, Purroy asegura que en los montes de roble y las áreas de repoblación de pinos de las colinas de alrededor viven manadas, que principalmente se alimentan de corzos y jabalíes rojos y jabalinas. «No es extraño que bajen, para ellos es como dar un paseo, acostumbrados a caminatas de 15 kilómetros por la noche». De acuerdo al censo de otoño de la población de lobos en Castilla y León, existen en la actualidad entre 2.000 y 2.500 ejemplares, de los que alrededor viven en la provincia. Una de sus zonas preferidas es precisamente la ribera del Porma, además, de la montaña y sus reservas de caza (Riaño, Ancares, Mampodre...), los bosques del sur, como el monte del Duque en Valderas y otras zonas de la provincia (Maragatería y Bierzo), aunque en menor medida. El catedrático de Zoología subraya también la existencia de un estudio en la Universidad que determinan cómo se alimentan los lobos que viven no lejos de la ciudad: la mitad de su comida son corzos, jabalíes y liebres y el otro 50% animales domésticos. De este grupo, las ovejas representan el 25%, el 20% los perros de los pueblos y un 5% las cabras. «Salen a la cercanía de los pueblos y comen, además, basuras y carroñas que encuentran cerca de granjas».