Diario de León

El tribunal jura en hebreo

Candidatos a miembros del jurado popular critican el sistema y sus inconvenientes: un transportista perdió un viaje a Barcelona, un berciano condujo 300 kilómetros y un despistado se equivocó

León

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La justicia para el pueblo que emana del pueblo, tiene una excelente base teórica, pero le falta rodaje (y tiempo) para ser práctica. El sistema de jurado popular que dictamina veredicto en casos de cierta relevancia pública, como el que ocupa estos días el palacio de la calle de El Cid, está muy bien cuando le toca al prójimo, pero otra cosa es a uno mismo, y los pasillos de la sala de vistas se convirtieron en un aluvión de quejas desde la primera hora de la mañana. «Yo vivo cerca de El Barco de Valdeorras, casi al límite con la provincia de Orense. Para venir aquí me he tenido que meter 150 kilómetros, y a la noche, cuando acabe, media vuelta. ¿Qué hago, 300 kilómetros diarios para hacerle el trabajo al juez? se quejó amargamente un candidato. Se salió con la suya, y al final, fue descartado. Peor le fue al transportista de una conocida firma de supermercados que, camión ya cargado en ristre, esperaba acabar pronto el trámite para salir camino de Barcelona. «Yo pensaba que esto era una cosa rápida, y les he dicho a los compañeros que me esperasen un momento, pero es que me dicen que, si me cogen, tengo que estar aquí hasta el viernes. ¿Y ahora qué hago?». Ayer, de momento, sentarse frente al acusado y escuchar su testimonio. Le quedan cuatro días más; fue elegido. Por allí, un despistado que se equivocó de fecha y pensaba que el juicio era en diciembre. Por allá, el que se durmió y tuvieron que llamarle a casa. Con casi una hora de retraso, salieron los nueve miembros necesarios, repartidos en seis hombres y tres mujeres. Por la tarde, el Magistrado Presidente se apiadó de ellos y les agasajó con unos refrescos para hacer más llevadera la tarde. Un buen detalle.

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