Cerrar

La manta en la que estaba envuelto el cadáver también contenía restos orgánicos del imputado

La víctima del crimen del maletero fue herida en casa del reo, según los peritos

El margen de equivocación de las pruebas es de una entre 248 billones, según los técnicos

León

Creado:

Actualizado:

Los científicos que examinaron el domicilio del sospechoso como supuesto autor del crimen del maletero no tienen ninguna duda de que la sangre que apareció en el pasillo y el dormitorio principal de la casa del imputado corresponde a la víctima, que a tenor de las investigaciones, fue atacada con cierta violencia, de acuerdo a la trayectoria «en proyección» de las salpicaduras y por el volumen de sangre hallado. Por su parte, los forenses descartaron que la fractura de cuello que acabó con la vida de la mujer, pudiera haberse causado por accidente, y explicaron que las heridas punzantes que mostraba el cadáver fueron seguramente dolorosas: «Las típicas que habitualmente se utilizan para una tortura». El margen de error de las pruebas es de una entre 248 billones de posibilidades, según los propios científicos. Los datos fueron ofrecidos ayer, en la tercera sesión del juicio oral que se sigue por el sistema de jurado popular contra un varón leonés de 35 años, acusado de acabar en septiembre de 2004 con la vida de su ex compañera sentimental, una mujer de 40 años, cuyo cadáver apareció en avanzado estado de descomposición en el maletero de un coche aparcado en el Paseo de Salamanca. El ministerio fiscal solicita una pena de 18 años de cárcel para el imputado, y una indemnización de 80.000 euros para sus dos hijos, más otros 10.000 para la madre. La acusación particular y la acusación popular, exigen 20 años de prisión. Para la defensa, procede la libre absolución, por entender que el registro domiciliario del que derivaron las principales pruebas acusatorias, vulnera derechos constitucionales del reo. Los científicos encontraron trozos de cristal de color ámbar bajo el frigorífico de la cocina del domicilio del detenido, pero no pudieron precisar si se trataba de un posible vaso con el que hipotéticamente se hubiese propinado el golpe que evidenciaba el cadáver tras una oreja, y que habría dejado a la fallecida sin sentido o con sus facultades muy mermadas, como defiende la acusación. Trayectoria en proyección La mayor parte de las manchas de sangre halladas se localizaban en el pasillo y en una esquina del dormitorio principal, a una altura de entre 30 y 70 centímetros del suelo, con «muchas salpicaduras». Apareció también una zona de la pared rallada: «El acusado nos dijo que había humedades y que la había tenido que pintar». La investigación demostró que aún había restos de sangre de la víctima, con un margen de equivocación de «una posibilidad entre 248 billones». Los rodapies y el marco de la puerta mostraban signos de haber sido fregados: «Quedaron restos. La limpieza no eliminó todo lo que había». 29 muestras para Toxicología Los biólogos y químicos del Instituto Nacional de Toxicología analizaron 29 muestras antes de emitir el informe en el que declararon que el ADN de la sangre que apareció en las paredes del domicilio del imputado, es igual que el que se extrajo de los dientes de la víctima, y que en la manta aparecieron restos orgánicos procedentes del cuerpo del detenido (coincidían con su frotis bucal). No obstante, no pudieron determinar la procedencia de la sangre de mujer que apareció bajo el asiento del conductor del vehículo en el que se encontraba el cadáver, y que no pertenecía a la víctima. Sí que reconocieron la presencia de alcohol en el cuerpo de la fallecida, aunque resultó imposible determinar la cantidad, ante el estado de descomposición que presentaba. Fractura mortal Los médicos forenses explicaron que la fractura que presentaba el cadáver en el cuello es mortal de necesidad y que suele ser típica de víctimas que son agarradas por la espalda. «Hace falta una inclinación hacia adelante y un giro brusco y muy violento para romper el atlas». Los especialistas prefirieron no dar por seguro en su testimonio que las lesiones probasen una diferencia de altura y peso notables entre el agresor y agredida, ante lo cual, la letrada de la defensa, alegó que existía un abanico de posibilidades muy diferente al descrito: «Me encantan las posibilidades, de hecho, gracias a ellas, yo también puedo ser como Brad Pitt» respondió el médico. «¿Otras posibilidades? Puede haberlas sí, y también yo puedo ser como Brad Pitt» IGNACIO ALIJA Médico forense

Cargando contenidos...