Diario de León

A las once, con la música a otra parte

A pesar de la sombra alargada del botellón, los alumnos de Biología hicieron lo que en el campus se hace desde hace más de 25 años: divertirse

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Nuria González - león
León

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Las fiestas en la universidad existen desde que existe la universidad. Y la norma es divertirse en ellas. Eso fue lo que hicieron ayer los alumnos de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales y, además, de forma modélica. Honraron a su patrón San Alberto Magno cantando, bailando y bebiendo, esto último lo justo, para dar fe ante la tradición. Además, no hay que olvidar que estas fiestas suponen una buena fuente de ingresos para los propios estudiantes, que por otra parte proceden de ellos mismos, y con los que financian, por ejemplo, el viaje de paso del ecuador o el de fin de curso. Y es que, hasta los propios estudiantes prefieren llamarlo «fiesta» antes que «botellón» porque es despectivo y, además, no les hace ningún favor que se registren incidentes, que para eso se lo curran. La carpa cuesta dinero, las bebidas también y la fiesta, lleva tiempo organizarla. Según fuentes policiales, la fiesta comenzó por la tarde y a primeras horas de la noche ya había concluido. Además, transcurrió con total normalidad, a pesar de las dudas que planeaban sobre el evento. La cuestión es divertirse, pasarlo bien y no molestar a nadie. Al menos eso fue lo que se intentó con la buena sintonía y el entendimiento entre estudiantes, Universidad, Ayuntamiento de León y Policía Local. Y parece que dio resultados, ya que la fiesta terminara en paz y a las once de la noche los jóvenes universitarios comenzaron a desfilar en busca de la música a otra parte. Esa fue la hora en la que las canciones de moda dejaron de sonar, según lo previsto. La organización En cuanto a la organización, dos patrullas de la policía local y una de la policía nacional velaron porque todo transcurriera con la normalidad con la que en León, casi siempre, se han desarrollado las fiestas universitarias, en las que por cierto, también han participado aquellos que fueron universitarios de este o de otro campus aunque nos refiramos a hace unos cuantos años, e incluso todos aquellos que ahora las critican. Además, tres vigilantes de seguridad sirvieron para evitar la entrada de menores a la carpa y para que nadie entrara con bebidas dentro del recinto. Al final, y después de la sombra de la polémica, esta fiesta universitaria fue, tan sólo eso, una fiesta.

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