«Marbella sigue siendo un pastelito para todos los partidos políticos»

Su rostro y carácter no reflejan la presión que está viviendo. Afable, tranquilo, conversador y con la cabeza muy bien amueblada, Florentino Rodríguez (Palaciosmil, 1956), se fue con nueve años a Getafe, de la mano de sus padres. Allí creció y se hizo un hombre, pero nunca olvidó su tierra, sus raíces y, por eso, siempre que puede regresa a su pueblo. Ha vivido en Santander, Madrid, Avilés y, finalmente, en Marbella, ciudad en la que hoy reside y en la que ha vivido 13 años, en dos periodos diferentes, uno primero -antes de volver a Madrid- de dos años y el actual de once. -¿Cómo recibió la noticia de que iba a ser miembro de la gestora del Ayuntamiento de Marbella? -Con tranquilidad, pero con sorpresa porque nunca llegué a pensar que pudieran meterme en este follón. Yo trabajaba en la tenencia de Puerto Banús y cuando surgió todo el tema de la intervención fui uno de los que consultaron y de los que facilité nombres de personas que podían desempeñar ese trabajo, pero ya lo tenían decidido. ­-¿Cuál fue su primera reacción? -Decir que no iba a entrar de ninguna manera, pero a mí y a otro compañero nos dijeron que nos lo pensásemos y decidimos aceptar, pero con condiciones. -¿Cuáles? -Una principalmente, la de que a pesar de estar designados por el Partido Andalucista íbamos a ir totalmente por libre en nuestro trabajo, sin ningún tipo de presión por parte del partido ni de nadie, algo a lo que accedieron y nosotros dimos el sí quiero. -¿Y les han dejado ir por libre? -No. No han cumplido para nada lo de no presionar. Hay que tener en cuenta que el Partido Andalucista decidió prescindir de toda la gente que tenía en Marbella y tomó las riendas la dirección nacional y nos retiró su confianza, algo que no llegamos a comprender porque esta dirección ni nos conoce ni nunca nos la dieron. -¿Merece la pena todo el esfuerzo? -Son retos que te marcas en tu vida. Desde luego, no es fácil, porque las administraciones no te ayudan en la medida que deberían y, sobre todo, porque no hay ni un euro. Ideas y ganas no nos faltan, pero no hay recursos. Ruina total -¿En qué situación está el Ayuntamiento? -En la ruina. Hay una deuda de 500 millones de euros. Por ejemplo, para las tres áreas que yo dirijo, Obras, Jardines y Medio Ambiente apenas cuento con 50.000 euros al mes y tres camiones. Faltan toda clase de servicios, cosas del día a día. -Y ante esto, ¿qué se puede hacer? -Lo que estamos haciendo: intentar ahorrar lo máximo posible y tratar de ir pagando la deuda, porque está perjudicando a las personas, a aquellos proveedores honrados que han trabajado con el Ayuntamiento y no tiene la culpa de lo que está pasando. -¿Están ayudando las administraciones? -Al principio prometieron mucho, pero no han cumplido con la mayoría de esas promesas. Lo único que hemos recibido es un préstamo de 100 millones de la Junta de Andalucía, que en principio iba a llegar en el mes de mayo, pero que no lo hemos recibido hasta este mes. Lo que realmente debería hacer la Junta es dar dinero a fondo perdido, porque llevan años sin meter ni un euro en el Ayuntamiento. Mal o bien, todo lo que se hacía en Marbella se hacía desde el Ayuntamiento. -¿Marbella ha pasado de ser un ayuntamiento deseado por los partidos a una patata caliente que nadie quiere? -No, para nada. Marbella sigue siendo un pastelito para todos los partidos políticos y en las próximas elecciones se verá cómo todos pelean por conseguir esos votos que ahora están volando y no se saben dónde van a ir. -¿Los votos del GIL? -Los votos del grupo político que durante quince años estuvo ganando las elecciones. -¿Usted cree que los marbellíes irán a votar o lo que ha pasado en los últimos meses fomentará la abstención? -La gente de Marbella quiere a su ciudad y, sobre todo, quiere demostrar que no es verdad todo lo que se ha dicho de ella y lo demostrarán en las urnas. -¿Cuál es el momento más duro desde que llegó al Ayuntamiento? -La verdad es que no he tenido muchos momentos duros, aunque sí de mucho trabajo. Lo que peor llevo y a lo que no me acostumbro es a tener que desprenderme de gente. Sé que hay que ahorrar, que hay que recortar, pero cuando eso pasa por tener que despedir a alguien... la verdad es que en esos momentos lo paso mal y me da el bajón. -¿Qué le hace seguir adelante? -Mi familia, mis amigos y, sobre todo, la gente con la que estoy trabajando. Por ellos merece la pena seguir ahí. -Y la gente de a pie. -Nos entiende y comprende. Sabe todo lo que estamos haciendo y trabajando, aunque eso no evitan que existan los negativos de siempre, que ni quieren ver las cosas, ni dejan que se las expliques. -Cuando se disuelva la gestora y usted vuelve a su puesto de trabajo anterior, ¿cómo le gustaría que la gente le recordara? -Como lo que realmente soy: una persona honrada y trabajadora. Por cierto, como la mayoría de la gente de Marbella. Yo creo que cuando uno desempeña una función como la que yo estoy desarrollando lo mejor es que pases desapercibido, que no destaques mucho, que la gente sepa que estás aun sin verte. -¿Y desde ahí, cómo ve a León? -Cada vez con más nostalgia y deseando volver a esta tierra.