«Se pueden comprar vacas de otra raza, de ésta no, sólo quedan mil»

El proyecto del Mular se ganó unas líneas en la prensa nacional por la aplicación de un sistema de GPS para seguir al ganado, criado desde hace seis años en Omaña, (entre Montrondo, El Castillo, Omañón y el Villar). Una anécdota, al lado del peso social que puede llegar a desarrollar la recuperación de la raza sayaguesa, en peligro de extinción, casi como la población rural en la provincia leonesa. «La gente está ilusionada», comenta Antonio Casado con una dosis de ilusión similares, que ni siquiera desprende cuando aborda las peripecias que afrontó al arrancar el proyecto. «Lo primero que hay que tener en cuenta es que no hablamos de una raza cualquiera; no hay más que mil ejemplares; no se puede comprar. No es como decir vamos a comprar mil charoleses, o quinientos kobes». La exclusividad se cría ahora entre mil y dos mil metros de altitud -«el ganado venía de una planicie y ahora se sube a los riscos», aclara Casado- y comenzará a tomar el mercado por la apuesta de empresarios carniceros de Madrid, que venderán la carne de la raza más rústica que se alimenta en los pastos de León.