Las plusvalías de la liberación de suelo en otras zonas de la integración financiarán la factura
La modificación del soterramiento del ferrocarril costará 80 millones
El 90% del presupuesto se destinará al terreno soterrado que ganará San Andrés
Cerca de un kilómetro y alrededor de 80 millones de euros son las dos cifras sobre las que se debe articular el resto de las operaciones de suma y multiplicación para que cuadre el modificado de soterramiento del ferrocarril. Unas cuentas que ya bosquejó la sociedad León Alta Velocidad 2003 cuando presentó la propuesta al Ministerio de Fomento y que cuadran las necesidades por medio de las plusvalías que se generarán con la venta del paquete global de suelo, en el que se desarrollarán más de 3.000 nuevas viviendas. Ninguno de estos aprovechamientos urbanísticos estará radicado en los terrenos que se liberarán en el municipio de San Andrés del Rabanedo en el segundo plan de soterramiento: casi un kilómetro de desaparición de la vía férrea, que emergerá una vez superado el cruce con la carretera N-12O, a la altura del Lidl, y el triángulo ferroviario que orienta los tráficos hacia la zona noroeste peninsular. La actuación absorberá casi un 90% de los 80 millones que maneja el Fomento como cantidad adicional de la que se deberá disponer. El resto se destinará a cubrir los trabajos de aumento de la cota de depresión en la entrada del soterramiento, que estará situada en la paralela a la plaza de toros, con lo que se permitirá que la calle Ordoño II se alargue hacia el oeste y complete el entramado urbano de una manera armónica. El proyecto completo deberá ser diseñado por medio del contrato de consultoría y asistencia técnica para la redacción de los estudios complementarios, cuya publicación en el Boletín Oficial del Estado del pasado sábado registra un plazo de ejecución de 20 meses, que se reducirán en la oferta que resulte ganadora, y un presupuesto base de licitación de 1.250.000 euros. Al rebufo de la obra se conseguirán dos efectos determinantes sobre la población: desaparecerá la tradicional separación entre los barrios de Pinilla y La Sal, que ahora no ven más allá de la vía, y se eliminará el paso elevado de vehículos y la pasarela peatonal de Miguélez, con lo que el tráfico podrá ser reordenado por medio de una solución vial a nivel del suelo sin regulación de semáforos. Futuro comprometido que, 80 millones antes y un kilómetro más atrás, dejaba a San Andrés del Rabanedo con el tren al aire y la calidad de vida al mismo nivel.