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Consumo sostenible, versión UPL

Los leonesistas constatan que el comercio del Ejido «está vivo» y recuerdan que la piscina tenía plazo de entrega hace un año

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A. Caballero - leónp. c. | oviedo
León

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Tres políticos de compras en un barrio que hace poco parecía la franja de Gaza pueden ser más sospechosos que una manada de lobos en la fiesta del pastor. Pero, si traen debajo del brazo la carta a los Reyes Magos con sello Visa y son más oreja que boca, los vecinos acaban por quitarse las carlancas y recetárselas al alcalde y su equipo de gobierno, como sucedió ayer en El Ejido, donde los concejales leonesistas Javier Chamorro, Gema Cabezas y Alejandro Valderas madrugaron para cumplir con el trámite de los regalos navideños. «El comercio del barrio que se sacrificó en beneficio del resto de la ciudad con la peatonalización de la calle Ancha, que le dejó aislado, está vivo y puede dar servicio. Es tradicional, arraigado y popular», entonaron, después de pasar revista a diversas tiendas del entorno y conversar con sus responsables, que recibieron a la comitiva con recelo y la despidieron con agradecimiento y ruido de máquina registradora. «A mí no me den sólo una hoja de quejas, sino más, que sino se me quedan fuera muchas», les explicó una señora acodada detrás del mostrador de su establecimiento. Algunas las trasladaron los concejales a la mesa del café, en el que detallaron que «las obras de la avenida José María Fernández, que nadie reclamó y se sacó de la chistera Amilivia sin plantearse si beneficiaba al barrio, han perjudicado a los vecinos y al comercio». «Encima, la concejala prometió que estarían finalizadas en noviembre y, bien entrado diciembre, todavía siguen, pese a que una señora nos haya dicho que llamó esta mañana al Ayuntamiento y María José Alonso les dijo que estaban acabadas», relató Javier Chamorro. La manía de las fechas le azotó también a Alejandro Valderas, quien recordó que «ya se ha cumplido la efeméride de entrega de las obras de la piscina del Ejido, que se tenía que haber entregado hace un año». Una instalación que «se ha inundado dos veces y si se inunda una piscina, es grave», ironizó el concejal leonesista, quien desgranó toda una serie de anomalías en la instalación, entre las que destacó que «se ha tenido que retirar la viga central con una grúa porque se desplomó parte del tejado». Por ser constructiva, la UPL hasta reclamó que «la pradera verde que hay prevista al lado de la piscina tendría que convertirse en un párking de 70 plazas, porque sino no se sabe dónde van a entrar los coches». No había dónde encontrar más estopa a lo largo del barrio del Ejido. Así que Alejandro Chamorro compró un balón -que no pelota-; Valderas camisetas, juguetes para mascotas y unas pesas; y Gema Cabezas unas medias y unos calcetines para estar en casa. Entre otras cosas.

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