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Larga vida al viejo Ramo leonés

El musicólogo Miguel Manzano abrió ayer la Navidad leonesa con una exaltación de las antiquísimas melodías del canto del Ramo, que entroncan con la tradición tardolatina «¿Qué pasa con las v

León

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Rito, poesía, tradición y ... música. Todo eso es el Ramo de Navidad al que ayer homenajeó la ciudad de León, por cuarto año, como un tributo a los pueblos y a las raíces leonesas. Una tradición que ha tenido en las mujeres a sus transmisoras seculares, pues eran las mozas las encargadas de cantar el ramo. El musicólogo Miguel Manzano, que en los años 80 recogió hasta 35 melodías diferentes de ramos de Navidad en la provincia, fue el encargado de exaltar el que denominó «uno de los ritos más arraigados en la tradición popular leonesa» y de los más extendidos por la geografía del Viejo Reino. «Desde Pozos de Cabrera hasta Verdiago, desde Casares de Arbás hasta Villaquejida, desde Torrebarrio hasta Tabuyo del Monte, desde Sosas de Laciana hasta Jiménez de Jamuz... por todas partes se celebraba este rito navideño» que «no tiene igual en ningún otro cancionero popular tradicional», destacó. Pero si algo hay esencial en el Ramo navideño leonés es la música. El ramo no puede entenderse sin música y, como dijo el pregonero, «la mejor forma de comprender lo que era el ramo cuando estaba en plena vigencia como acto ritual, como costumbre ancestral, es cantarlo». Músicas sencillas y austeras, esenciales, melodías antiquísimas y tan simples que «nos transmiten sin estorbo toda la carga emotiva de los textos, todo el dramatismo de las historias que cuentan». Se trata, además, de músicas antiquísimas. «Se puede afirmar sin peligro de error que algunas de las músicas del ramo enlazan directamente con las mensuras poéticas de la última época del latín, es decir, del tiempo en que las lenguas romances se van desgajando de la lengua madre», apostilló. Son músicas, en definitiva, que «no pretenden impresionar, sino conmover» y que, por falta de artificio, se memorizan con facilidad. Miguel Manzano recordó, en este sentido, los 122 versos que le cantó Teresa Fidalgo, de 71 años, en Rosales de la Lomba cuando recopilaba el cancionero leonés en los años 80. «¡Uno tras otro, sin titubear!», recordó. No faltó la música en el pregón. Miguel Manzano cantó una «protomelodía», a medio camino entre la poesía cantada y la poesía recitada, que grabó a la señora Clemencia González, de 72 años, en Tabuyo del Monte en 1985. Así pues, deseó «larga vida» a la iniciativa municipal de representar el viejo rito en la plaza de San Marcelo. «Bien venidas sean estas restauraciones de las músicas antiguas, sobre todo cuando están hechas con respeto y sin artificios, tal como eran y tal como sonaban», subrayó el autor del Cancionero Leonés . La participación de los escolares en la exaltación del Ramo de Navidad -el colegio público Quevedo abrió ayer el ciclo- es un valor añadido porque, según el estudioso, «el hecho de que sean los escolares los que canten asegura mucho más la pervivencia, la supervivencia».

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