| Reportaje | Naturaleza |
Los insectos no engordan
La dieta de algunos de estos animales, rica en proteínas y pobre en carbohidratos, les ayuda a no coger kilos de más a pesar de su voraz apetito y a no padecer trastornos metabólicos
La adaptación de los insectos a las circunstancias parece modélica. Por más que hagan gala de un apetito voraz, no engordan ni padecen trastornos metabólicos. Los científicos empiezan a preguntarse por qué y creen que ya ha llegado la hora de que aprendamos de los insectos, no sólo de su comportamiento y biología para identificar las claves contra la obesidad sino porque constituyen, por sí mismos, un remedio. Spencer Behmer, entomólogo de la Universidad de Texas, ha llevado a cabo un estudio sobre la gestión que los insectos hacen de los hidratos de carbonos a fin de interpretar por qué pueden devorar tanto sin estropear su metabolismo. Al igual que nosotros, los insectos requieren hidratos de carbono y proteínas para subsistir y lo obtienen de varias fuentes. No obstante al contrario de nuestros diminutos contrincantes, los seres humanos hemos pasado la mayor parte de nuestro desarrollo evolutivo con un acceso difícil a las fuentes de hidratos de carbono en estado puro, por lo que el organismo se adaptó en su momento a un metabolismo con restricciones en dichos nutrientes. Un sistema de ahorro Un sistema biológico de ahorro, en el que la insulina desempeña un papel esencial, escatimaba cada porción dispensable de azúcar hacia un almacén adiposo con el que poder funcionar en etapas de carestía. Se trata de un proceder común entre los mamíferos, de los osos a las marmotas. Behmer considera que la industria alimenticia proporciona hoy fuentes directas de hidratos de carbono que nos ponen a la altura de los insectos, aunque con un cuerpo no preparado para algo tan dulce. «Si fuéramos capaces, como los insectos, de adaptarnos tanto a los periodos de escasez como de abundancia, daríamos un paso enorme para combatir el síndrome metabólico, la obesidad o la diabetes».