Concentrar o desconcentrar

«Los nuevos regadíos envuelven un caramelo envenenado», expresaron ayer agricultores que cultivan al sur de Valencia de Don Juan al referirse a la nuevas estructura de tierras nacida de la concentración parcelaria que acompañó a la transformación del secano. Mentar el proceso de concentración en esta zona de León enciende una cadena de críticas entre los campesinos, capaces de aportar un relato inagotable de «faenas de los ingenieros de la Junta». «No creemos que tengan la desfachatez de hacer en todos los sitios lo que han hecho aquí; primero porque en lugar de concentrar, han desconcentrado. Había propiedades con masas de 20 hectáreas; resulta que después de la concentración, la más amplia es de 12 ó 14», expone uno de los agricultores afectados para definir la dispersión de la propiedad. Reducción de superficie La reducción de superficie en las nuevas parcelas incide directamente en la cartera de los propietarios: «La gente pedía tres fincas y le daban el doble; y a poca distancia unas de otras. Así hay que duplicar la inversión en pivos, en gasto de hidrantes, en tomas de agua. Es un disparate continuo, así podíamos seguir toda la tarde», insisten. El descontento social con el resultado de la concentración que llevó adelante la Junta alcanza tal nivel en municipios como Campazas, Villaornate y Castro o Valencia de don Juan, que la comunidad de regantes que los integra, la Margen Izquierda del Porma, ya planifica una nueva reconcentración de propiedades para racionalizar las inversiones. «Será la única forma de poner algo de orden y de alcanzar la máxima rentabilidad de las parcelas», asegura Matías Llorente, presidente de la comunidad, que ofrece este organismo como garante y arrendatario de las tierras con propietarios que no trabajan el campo para posibilitar la unión de masas en torno a los hidrantes y tomas de agua.