Un vecino para los demás

El Ayuntamiento impuso ayer la insignia de oro de la ciudad a «un vecino comprometido con León, al que tanto quiere y al que tanto tiempo ha ofrecido», que aglutina en su persona «las tres virtudes que son necesarias para el movimiento vecinal: auténtico, leonés y desinteresado». Con el traje cosido por el alcalde, Mario Amilivia, con palabras se viste el galardonado: Octavio Campos Robles, presidente de la federación de asociaciones de vecinos desde el año 2001, fundador del colectivo La Palomera-Quintanilla en 1996, implicado «con la cosa pública desde el año 1979». «Allá por el año 1987 ya empecé a pensar en la necesidad de implicación del ser humano no sólo en las cosas propias, sino también en las de ayuda a los demás, en la de conseguir para los demás lo que también anhelamos para nosotros», leyó el homenajeado en la ceremonia de imposición, en la que le arroparon representantes de casi todas las agrupaciones vecinales de la ciudad y los partidos políticos. Meses antes de que deje el cargo en septiembre -«el futuro está asegurado», afirmó-, la ceremonia fue un aplauso unánime para el responsable no político de impulsar durante más de dos años el Reglamento de Participación Ciudadana con el que se pretende abrir la administración al concurso de los vecinos, a través de «una norma marco de convivencia» que consiga realizar «el deber que cada uno de nosotros tienen para mejorar en lo posible la vida de sus semejantes». Un deber por el que ayer, en medio de las lágrimas, Octavio Campos se alisó el traje de vecino de León para los demás, extendió apretones de manos y palmeos de espaldas, se aclaró la voz para que se le entendiese, pidió disculpas a su familia por el tiempo robado y dijo «gracias».