Diario de León

| Reportaje | Tres mil hectáreas arruinadas |

Se busca rapaz que coma ratones

Los agricultores del sureste de León esperan aún a que la Junta tome medidas contra la plaga de roedores que ha devorado las plantaciones de colza, guisantes y cereal

Parcela de Escobar devorada por los ratones, con alimento a la entrada de una cueva

Parcela de Escobar devorada por los ratones, con alimento a la entrada de una cueva

Publicado por
L. Urdiales - redacción
León

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Las tierras de la punta más al este de la provincia leonesa presentan dos tipos de cultivos: en el anillo que circunda el casco urbano de Escobar de Campos crece el cereal arropado por un invierno sin heladas; basta alejarse un centenar de metros del pueblo para ver otro tipo de ciclo de crecimiento de la mies. «No hay más explicación que los ratones», se apresuran a aclarar los agricultores de la zona, expuestos a perder hasta el 60% de las cosechas, engullidas por los roedores. La fiebre reproductora de los ratones de campo no se detuvo en los meses invernales, en contra de los que había sucedido en años anteriores. «Así es que los efectos también se han multiplicado», señala Enrique Cid, que preside la Junta Agropecuaria Local de Escobar, uno de los municipios afectados por la presencia de roedores que se han multiplicado al calor de las temperaturas suaves y la despensa repleta. «Primero comieron los sembrados de guisantes; luego la colza y la alfalfa; y arruinado esto durante dos o tres meses, se han dado a comer la cebada recién nacida». El relato del joven agricultor de Escobar se acompaña de un vistazo a la meseta de Campos, donde ya se distinguen las consecuencias de la voracidad de los ratones. «Se comieron dos veces la siembras; ahora se dedican a comer cebada. Y siguen creciendo», indica aburrido Enrique Cid que, como los cultivadores de Grajal, Escobar o Sahagún aún esperan soluciones. En Valladolid, los agricultores protestan porque no llega el producto para atajar el mal. «Si allí no llega, a aquí ni lo hemos visto», dice con paciencia, a la espera de que el servicio de Agricultura de la Junta dé una respuesta similar a la de otras provincias. «Nuestra reivindicación empieza por ahí; también esperamos que la administración palíe las pérdidas de aquellos que no tengan seguro integrado; y, por último, que una inspección de la PAC no nos cargue a nosotros la culpa de las pérdidas», resume. La plaga de ratones se observa en cualquier parcela alejada más de doscientos metros de los pueblo: esas tierras son eriales.

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