Critican que el Ayuntamiento haya concedido la licencia a la compañía operadora de móviles
Más de un centenar de vecinos impiden que se instale una antena de telefonía
El colectivo cortó el acceso de la grúa que debía colocarla en la calle Santo Toribio de Mogrovejo
A las 07.30 horas de ayer, más de un centenar de vecinos de los barrios del Ejido y Santa Ana se concentraron delante del número 43 de la calle Santo Toribio de Mogrovejo para impedir que se colocase en el inmueble una antena de telefonía móvil. Apostados en medio del vial, guarecidos contra el frío, aguardaron firmes durante toda la mañana a que llegase la grúa que se había anunciado que instalaría la infraestructura de telecomunicaciones. Más de cinco horas de guardia, con la Policía Local como compañera, hasta que a mediodía apareció el camión, que no pudo aparcar para empezar la maniobra de subida del brazo extensible obstaculizado por los coches de dos habitantes de la zona. «Nos dijeron que venían sólo a tapar el hueco hecho en el tejado y a colocar bien las tejas que habían quitado, pero no les creímos», asegura la portavoz vecinal, María González Alonso, quien relata que, ante la insistencia del colectivo en impedir el trabajo de los operarios, la máquina terminó por abandonar el vial. El logro de los vecinos alienta la campaña de recogida de firmas impulsada por el portal número 43 y los aledaños y secundada por un nutrido grupo de habitantes del barrio. Este esfuerzo se contrapone al permiso concedido por el Ayuntamiento de la capital leonesa, cuyos análisis -rubricados por la ponencia técnica municipal de prevención ambiental de 9 de noviembre del 2006- han resuelto la legalidad de la instalación de la infraestructura solicitada por los responsables de la operadora, pese a que los vecinos resaltan que las inmediaciones ya existe una antena de otra compañía. «El dueño del edificio recibirá una importante compensación económica para la cual ha dejado de alquilar muchos de los pisos de este número 43 por la posible y efectiva oposición de todos los que vivimos en éste edificio a dicha instalación», se repite en varias alegaciones presentadas en el Ayuntamiento. «Tenemos que conseguir que no la pongan, porque quitarla es muy difícil», sentencia González.