«La crítica sangrante e injustificada al Gobierno da alas a los terroristas»
-Teme el tiempo que falta para las elecciones y que suba ese nivel de crispación política del que hablaba... -Yo creo que va a ir subiendo porque hay una estrategia premedita de intentar minusvalorar, ni mencionando, los éxitos económicos del Gobierno. En términos económicos España hoy va mejor que cuando iba bien, crecemos más, creamos más empleo, hay más superávit y las condiciones de distribución de riqueza hacen que ésta sea una sociedad más justa. Pero hay quien no quiere ni hablar de eso y quiere que el debate se monopolice en un conjunto de conocimientos y no vaya a bajar la guardia en el nivel de crispación. La realidad y el tiempo coloca a cada uno a su sitio y si Aznar tardó tres años en reconocer que no había armas de destrucción masiva en Irak, tardaremos otros tres años para que algún dirigente del PP reconozca que el atentado del 11-M no fueron capaces de preverlo y tardaremos muchos años más en que reconozcan que España no se ha roto y de todo eso que está necesitando mucho tiempo para darse cuenta los ciudadanos se habían dado cuenta con mucha antelación. -Con tres días... -Sí, algunos con tres días efectivamente. -Usted es uno de los que más ha criticado la oposición del PP en la lucha antiterrorista, Esa crítica al auge antes aludía como injustificada lo es más en el caso de la lucha antiterrorista? -Está especialmente injustificada, y de un modo muy sangrante. El PP dice que algo ha cambiado en la historia de la lucha antiterrorista y tiene razón, porque por primera vez el principal partido de la oposición está en contra del Gobierno. Hemos tenido muchos años, demasiados años, de terrorismo en España en los que, siempre, la unidad de los demócratas ha sido condición necesaria para la lucha contra los terroristas. Nadie ha dudado de ningún partido democrático de ningún partido democrático y de su voluntad de acabar con el terrorismo, hasta que llegó el PP y empezó a cuestionar. Yo creo que eso da, paradójicamente, alas a los terroristas. Los etarras también vieron el primer debate, el primero planteado en la historia en el Parlamento sobre la política, y no fortalece a la política del gobierno ver al principal partido de la oposición, bajo cuyo mandato pasaron muchas cosas como el mayor atentado de la historia de Europa, que ahora se está juzgando criticando como criticó al Gobierno de España. -En su blog dice «no es verdad que haya una alternativa entre el diálogo con ETA y la derrota de ETA». ¿Obliga al inicio de las conversaciones? -Yo creo que no. Lo que no puede ser es que unos piensen que hay quien quiere derrotar a ETA y que otros no quieren hacerlo. Todos queremos que llegue un punto en que ETA no exista, no que deje de matar, que desaparezca. Podemos tener discrepancias sobre cómo se llega a ese fin, pero intentar confundir a la gente como se está intentando hacer me parece una infamia, porque víctimas de ETA las tenemos todos, no sólo los partidos, es que los policías o los guardias muertos son víctimas de todos. -¿Detecta un problema de desmemoria en el Partido Popular? -Yo no suelo cargar las tintas pero creo que no es un problema de desmemoria, es un problema de desvergüenza. Que el ministro del Interior, que siéndolo se produjo el atentado más importantes de la historia de España y de Europa, diga las cosas que dice me parece una desvergüenza. -¿Es desvergüenza no apoyar las medidas de lucha anticorrupción propuestas en el caso, por ejemplo, de la corrupción urbanística? ¿O no es tan grave? -Yo creo que ahí nosotros estamos empeñado en introducir nuevas medidas legales para luchar contra la corrupción urbanística y notas que algunos partidos arrastran los pies con el argumento, inaceptable para mí, de que hay suficientes leyes. El problema de la corrupción urbanística es alarmante y preocupante pero, en todo caso, minoritario. La inmensa mayoría de los concejales y alcaldes son gente honesta, que trabaja en beneficio de los ciudadanos. Y, en segundo lugar, se olvida que los casos que aparecen lo hacen porque hay una fiscalía y un grupo especial de la Guardia Civil para luchar contra ella. No obstante, creo que algunas cosas han de cambiar para hacer mucho más difícil hacer las cosas más difíciles a quienes van a los ayuntamientos para servirse de ellos y no para servir a los ciudadanos. Y lo digo con amargura, pero también con el dato de ser el primer ministro que ha tenido que llevar al Parlamento la disolución de un ayuntamiento, como el de Marbella. -Medidas como una ley de incompatibilidades para cargos electos ¿serían efectivas? -Hay una medida que me parece fundamental: transparencia. Cuando se enciende la luz, las cucarachas desaparecen. Hay que meter más controles pero, sobre todo, llevar más decisiones al pleno como, por ejemplo, todas las modificaciones al planeamiento urbanístico como permutas o planes especiales. Son medidas que ayudan a ponerlo un poco más difícil, para intentar ir reduciendo el espacio de los corruptores y los corruptos. -¿Y la declaración de los alcaldables previa y posterior a su mandato? -Es una propuesta legislativa que vamos a intentar meter como enmienda a la Ley del Suelo para que todos aquellos que tengan funciones vinculadas al urbanismo tengan, al menos, el mismo sistema de incompatibilidades que los altos cargos de la Administración General del Estado y autonomías. Es como si hubiera un olvido histórico de aplicar normas de conflicto de intereses a los ciudadanos.