Música, maestro 92

La cercanía de las elecciones agudiza el ingenio de la clase política de todos los lugares y de todos los colores..., políticos. Y es que no en vano todos, bien es cierto que unos más que otros, se juegan el cocido y su supervivencia, no sólo política. Por eso, durante la precampaña y campaña electoral, la política pasa a un segundo plano y se ve suplantada por el todo vale, por la política del todo vale, donde se incluyen promesas, que ya se verá si se cumplen o no -habitualmente, no-; reproches o más bien menosprecios al adversario político; loas y alabanzas a los suyos, aunque en muchos casos en el fondo persista un odio sarraceno; y, por último, la mejora de la imagen de cada uno como candidato. Esto es novedoso en León y hay que reconocer que uno de los que más ha roto esquemas en este sentido ha sido el candidato socialista Francisco Fernández, quien puso de moda una participación de lotería de Navidad y que ha llegado a brindar con los leoneses a través de numerosas vallas de publicidad, si olvidar el nombramiento de un director de campaña, para aliviar tensiones y evitar pinchazos. Algo parecido puede decirse de la UPL, que se ha traído un asesor de campaña con experiencia internacional que, ya veremos si funciona, pero que por el momento no para de decirles lo guapos y lo buenos que son y, sobre todo, que no se preocupen por De Francisco, que está «muerto», políticamente hablando claro está, y eso en la UPL necesitan oírlo un día sí y otro también. Pero la campanada, el campanazo lo va a dar el candidato y alcalde popular, Mario Amilivia, a quien parece le han grabado un himno de campaña, en el que le «cantan» sus excelencias; que tire la primera piedra aquel a quien no le guste que le canten. Eso sí que es una gran idea. Lo que no se sabe es si va a prescindir del tata, tata, tataratata popular o será el soniquete de su himno. Se verá, porque todo indica que será presentado en breve y sin copyright, bueno sí, sí que lo tiene, pero no importa, porque está permitido el pirateo y la reproducción total y parcial. Señoras y señores futuribles y deseosos de estar en la lista de Amilivia, ya saben: a aprenderse el himno del candidato. Así que sin más dilación: música maestro.