Una mañana para coger titos
La protesta vecinal concentró la atención de un pleno en el que cada uno buscó su minuto de gloria con las urnas del 27 de mayo a golpe de vista, en medio de un ambiente tenso
En la puerta del Palacio de los Guzmanes se amontonaban 200 personas antes del Pleno. Entonces, coincidió que el líder de la oposición se asomó para echar un par de guiños a los vecinos descontentos y que el alcalde apareció escoltado por gran parte de su grupo de concejales, lo que dejó una sinfonía de aplausos y pitos que para sí quisiera en sus tardes de gloria Curro Romero. El ambiente se plasmó después en la sesión plenaria, tan cargada como la de la mismísima moción de censura. «Ya sé que lo hago todo mal. Lo digo yo que soy muy humilde», concedió el alcalde ante los ataques socialistas y el ambiente que por momentos amenazó con paralizar el pleno, donde se buscaron minutos de gloria y votos ante la inminencia de las urnas del día 27 de mayo. En el camino se quedó poco a poco la paciencia de los vecinos del barrio de Santa Ana, hartos de asistir a un debate en el que no se entendía nada. «Que pongan la antena aquí, que no se oye», repetían con insistencia. Tanta, que Cantalapiedra perdió el tono y pidió «silencio, cojones». «Tengo los riñones como si hubiera estado toda la mañana recogiendo titos», se quejaba uno de los vecinos, que se solazaba en «lo buenos que están si no se despellejan». Con el olor a comida, la socialista Humildad Rodríguez interrogó al alcalde sobre si es legal la antena. «No tengo ni puñetera idea, por eso me voy a reunir con los vecinos», resolvió el alcalde antes de disolver la sesión.