Diario de León

| Reportaje | La gesta del sindicalismo agrario |

La iglesia que cobijó al campo leonés

Este mes se cumple el treinta aniversario de la asamblea que aprobó los estatutos que dieron origen a la UCL, que se realizó en Cabreros del Río, como lugar improvisado

Felipe Martínez Morán y Matías Llorente, hace treinta años

Felipe Martínez Morán y Matías Llorente, hace treinta años

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L. Urdiales - león
León

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Cuentan las hemerotecas que los cientos de agricultores leoneses que un determinado día de marzo de 1977 salieron a buscar un recinto para celebrar una asamblea -para dar a luz a la histórica Unión de Campesinos Leoneses, UCL- se vieron obligados a peregrinar hasta encontrar un lugar techado. De aquella jornada se ha salvado el recuerdo de una caravana de coches interminable, un autocar con un nutrido grupo de guardias civiles dispuestos a intervenir, una carretera que acababa en fondo de saco y un cura valiente que abrió una iglesia para dar cobijo al movimiento sindical. «Como la noche parece que va a ser larga, pueden ustedes fumar», es la expresión que se le atribuye a Eutiquio Caballero, párroco de Cabreros del Río, que quitó el tranque a las puertas del templo en un gesto que bien pudo cambiar el siglo de la historia. Aquella noche de marzo, de la que ahora se cumplen 30 años, recoge el origen de todo, que tuvo su simiente en asambleas más localizadas por diversas comarcas del campo leonés que fueron eligiendo a líderes campesinos, motores luego del movimiento sindicalista agrario: José Agustín González, Felipe Martínez Morán (Villarnera), Matías Llorente (Cabreros del Río) y José Luis Sevilla (Vecilla de la Vega). En León había entonces ¡95.000! agricultores o ganaderos. «Intentamos celebrar la asamblea en Santa María, en Villamañán, en Valencia; como fue imposible entramos en Cabreros, con los guardias civiles a la entrada del pueblo y la gente de la localidad en la calle para impedir que entraran», rememora ahora Matías Llorente, que acentúa el arriesgado valor de los vecinos más jóvenes de esta localidad ribereña para proteger a los agricultores. «La gente no cabía en la iglesia, y eso que mucha gente que asistía a la asamblea renunció a entrar en el pueblo por miedo a la represión que podían tomar contra nosotros los guardias. La velada trató sobre los estatutos del sindicato. «Felipe Martínez Morán leía los artículos fundacionales de la organización sindical, que se decidió legalizar tras una asamblea en un hostal de Riego de la Vega», cuenta el sindicalista. Un articulado con cerca de cuarenta puntos, debatidos por los asistentes en la parroquia de Cabreros del Río, que hasta aquel día de marzo de hace treinta años no había visto a tanto agricultor organizado; ni junto.

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