La llamita de la seguridad

Érase una vez una hojita seca que cayó en una fogata que había encendido un niño en el bosque. Desde entonces se había transformado en: «la llamita de la seguridad», su nombre ya lo decía todo, ella ayudaba a todos y les decía a los niños que no jugaran con fuego porque se podían quemar, podían incendiar su casa o destruir la Naturaleza. «La llamita de la seguridad» enseñaba a todos que no se debían dejar colillas por el campo, tampoco había que tirarlas por las ventanillas de los coches. Enseñaba que no debían dejarse cristales por el campo para prevenir los incendios. En los montes tiene que haber cortafuegos, que son caminos sin vegetación, que evitan la propagación de los fuegos. «La llamita de la seguridad» cuida los animales y las plantas del campo, pues cuando hay incendios desaparecen, bien porque se queman, o porque quedan sin alimentos. A todos, niños y mayores, quiero dejarles un mensaje antes de apagarme: Debéis cuidar vuestro planeta: el agua, los suelos, el aire y los seres vivos, que habitan en él. Si nuestro planeta muere, ¿qué vamos a hacer?