Los proyectos públicos deberán realizar un estudio de impacto sobre la salud

El próximo Plan de Salud de Castilla y León incluirá la obligación de realizar un estudio de «impacto de salud» en cada estrategia de actuación de la administración autonómica, similar al estudio de impacto ambiental preceptivo para todos los proyectos. Los planes sectoriales, los grandes proyectos de infraestructuras, la planificación estratégica deberá contar con una serie de indicadores de salud que determinen cómo influyen en el estado de salud y la calidad de vida de las personas a las que afectan. Esta evaluación de impacto ambiental es una de las principales novedades del modelo estratégico sanitario que deberá aprobarse en el primer semestre de 2008 y que, tal y como adelantó ayer en León la directora general de Planificación de la Consejería de Sanidad, tendrá una vigencia de no más de cinco años. No todos enferman igual La metodología, basada en las estrategias sanitarias pergeñadas por la Organización Mundial de la Salud, explicó Milagros Marcos Ortega, parte del convencimiento de que todos los ámbitos de la gestión en Castilla y León tienen repercusión en la salud, algunos de forma evidente como el tratamiento de las aguas y otros de forma indirecta como los proyectos turísticos. «No enferma igual quien vive junto a un parque natural que quien lo hace en una ciudad contaminada», apuntó la responsable sanitaria a modo de ejemplo. Por eso, y a través de una comisión creada en el 2005, el Plan será «intersectorial y multidisciplinar»: «todas las administraciones y departamentos de la Junta participarán en él». El III Plan de Salud, que marcará todas las actuación de lucha por la prevención y la cura de las enfermedades, tendrá un carácter más indivual y concreto que los anteriores. «El objetivo es trabajar de forma individual para evitar o retrasar la aparición de la enfermedad» y por eso el primer paso, plasmado ayer en la reunión del Consejo de Salud de Área, es la recogida datos «sobre las condiciones de vida y ver dónde hay que incidir para que cada ciudadano tenga a su disposición herramientas de prevención concretas». una especie de cartera de servicios específica para cada zona básica de salud en función de las necesidades de los allí residentes. A partir de ahora, y antes de que en 2008 se apruebe el Plan, los consejos de salud de cada zona (formados por los profesionales sanitarios y representantes de los agentes sociales) han de aportar todos los datos sobre determinantes de salud de esa zona. Los determinantes, explicó Marcos Ortega, definidos por la OMS en la estrategia Salud XXI, y entre los que se incluyen desde la edad a la distribución de los recursos sanitarios. «No enferma igual una mujer que un hombre, ni lo hace igual alguien que trabaja ante un ordenador que otra persona que vive al aire libre», explicó la directora general de Planificación. Aunque el proyecto está en sus inicios es claro, apuntó Milagros Marcos, que establecerá actuaciones concretas para patologías como el cáncer o la patología cardiovascular, «las principales causas de muerte», pero también otras medidas excepcionales como la educación en salud desde la infancia o la modificación de los hábitos de vida no sólo para evitar la enfermedad sino para reducir el número de años de vida potencial perdidos. Para que las medidas sean las más adecuadas todas las actuaciones se «orientarán a los problemas de salud de cada zona» partiendo de la idea de que «los grandes problemas sanitarios son los mismos en toda la comunidad» pero que mejorar las condiciones de vida es más positivo que invertir en infraestructura. El plan se someterá a revisión y evaluación permanente. «Las acciones para fomentar la salud de la población no están en los servicios sanitarios sino en mejorar las condiciones de vida»