Recetas sagradas y bendecidas

«Salimos más enfermos de lo que entramos», comenta un paciente de Antimio de Abajo mientras espera a que la enfermera le haga pasar a la consulta del médico. Quizá más enfermo sí, pero reconfortado de espíritu. Los vecinos de esta pequeña localidad, perteneciente al municipio de Onzonilla, acuden desde hace más de un año a la iglesia para que el médico les examine. En un pequeño cuarto esperan, unos días sin calefacción y otros con un ambiente un poco menos helado, a que la enfermera les diga que ya pueden pasar. Una vez dentro, en la consulta del médico, en la que también hace frío, tanto el facultativo como los pacientes carecen de algunos elementos básico para el reconocimiento médico. Rosa Estévez, de 35 años, es la más joven de las pacientes que está a la espera de que el médico les haga pasar. Acude a por unas recetas y comenta que la iglesia, además de ser un sitio «extraño» para ir al médico también es «indiscreto, incómodo y frío». Con ella están otros vecinos, todos mayores de 65 años. La mayoría también acuden a por recetas, aunque alguno de ellos tiene que hacerse curas. Tanto el médico como la enfermera señalan que la sacristía no es el mejor lugar para ello. «Las condiciones son muy mejorables», apuntan. Una pequeña ventana deja pasar la claridad, aunque carece de cortinas y deja la intimidad en entredicho. En cuestiones de Sanidad, el Ayuntamiento es el responsable de poner a disposición de la Junta de Castilla y León un edificio o un local para que el médico pase consulta a los vecinos de cada pedanía. La casa de cultura, en la que se pasaba consulta habitualmente hasta hace un año y medio fue derruida. De momento, el Ayuntamiento aún no ha comenzado la nueva construcción, pero que en el último pleno de Onzonilla se aprobó una partida presupuestaria de 50.000 euros para su ejecución. La camilla en la que cada martes se tumban los pacientes salió del trastero de una farmacia. El médico, que no es el facultativo designado para esta zona, señala que entre otras cosas, haría falta un tallímetro, una pesa y una camilla mejor, sin tener en cuenta las necesidades del propio local. Los pacientes, mientras esperan, también critican la situación de la sala en la que aguardan a la consulta. Cada silla ha salido de un rincón diferente y la mayoría son incómodas, el frío es desangelado y ni siquiera hay ventilación, sólo una puerta que da directamente a la entrada de la iglesia y por la que también entra el gélido viento. Reclaman «un ambiente más confortable», aunque señalan que en las antiguas instalaciones «era peor todavía». El médico apunta que además de en Antimio de Abajo, otros compañeros suyos también cumplen con sus compromisos profesionales en locales insólitos. De hecho, explica que en otros pueblos de León también se pasa consulta en la iglesia y que en Onzonilla, para poder abrir la ventana tienen que subirse a unas escaleras.