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Sistema en vías de extinción

El éxito de la Ley Rural depende del grado de reconocimiento que las administraciones y la sociedad concedan a la labor de los agricultures y ganaderos, eje aún de todo ejercicio económico de los pueblos leoneses

Tareas de recogida y almacenaje de hierba en los Picos de Europa leoneses

Publicado por
L. Urdiales - redacción
León

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François Bayrou, que aspira a alcanzar la presidencia de la República Francesa, se jactó de ser el único de los candidatos -con el permiso del activista antiglobalización José Bové- capaz de ordeñar una vaca. La expresión dice mucho de la puesta en valor del campo y de la actividad agrícola o ganadera en Francia, en una órbita bien distinta a la consideración que disfruta el productor de alimentos en este país. ¿Es posible imaginar que en una pugna electoral al sur de los Pirineos uno de los candidatos señale como una virtud el manejo de las ubres de una vaca? La Ley de Desarrollo Rural dirige parte de su propósito a devolver prestigio a la actividad agraria, si es que alguna vez el ejercicio económico más extendido en el mundo rural contó con reconocimiento por parte del resto de la sociedad. «Esto explica mucho de la huida de gente del campo a la ciudad, de la que León es un ejemplo bien claro en el contexto de España», analiza un técnico de Agricultura, con afán de desgranar todas las cuestiones sociales que subyacen detrás del empeño gubernamental de sacar adelante una Ley que acabe con tantos años de vida de ceguera con el campo. El proceso legislativo coincide con un tiempo en el que ya no es posible hablar de una agricultura de subsistencia, con un tiempo en el que las normas las marca Bruselas y antes de poner una semilla es preciso escudriñar lo que significa ser competitivo. Después de superar con éxito todo el proceso, resta aprender a poner en valor para hacer atractiva la actividad. «La ley que facilitará las condiciones dignas de trabajo en el campo», avanzó el presidente del Gobierno en el anuncio de la normativa que va a superar el trámite del Consejo de Ministros el próximo viernes. Ya es un paso. En el largo camino de recuperar el prestigio perdido -si es que alguna vez lo encontró- el campo se va a batir en la batalla definitiva por la supervivencia de un sistema de vida que en León ha quedado reducido a ejemplos casi testimoniales: en treinta años, de 90.000 a 9.000 campesinos. Y cayendo. Los números, y sobre todo el rol que se le cede al agricultor, hacen real el dicho de que, en materia de agricultura, cuando en Francia son las 16 horas, en España son las cuatro ... de medio siglo antes. Así no extraña que no haya niños en los pueblos.

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