Herencia recibida
-¿por eso debemos respetar la naturaleza. ¡Rubén! ¿Te estás enterando? -Sí, sí, sí señorita, sí. -A ver, repíteme el concepto que tienes de naturaleza sobre lo que os acabo de explicar. -Es que yo¿ -Déjalo Rubén, déjalo. Así fue como comenzó aquella fría mañana en la que la escarcha descansaba sobre las hojas que habían sido podadas de los árboles del parque. Esa mañana los alumnos del colegio de «La Asunción» estábamos inquietos y revueltos ya que íbamos a visitar un centro donde había, según mi tutora, una interesante exposición acompañada de una apetitosa charla. Claro que, no todos estábamos igual de contentos. Era el primer día de clase después de Navidad y lo que menos me apetecía era escuchar una agobiante y aburrida charla. Una charla de esas típicas: reciclar no sólo es bueno para nosotros sino que también sin duda lo es para el Medio Ambiente¿ blablabla¿ Llegó la hora de ir, y así hicimos; bajamos a la entrada del colegio donde había ya un autobús dispuesto a recogernos y llevarnos al centro que María, mi tutora, nos había hablado. A las doce menos cuarto llegamos. Allí nos recibió un amable señor de blanco pelo y pálida cara sobre la que se podía apreciar una barba blanquecina. Aquel señor se llamaba Samuel. Él fue el que nos acompañó durante todo el tiempo de nuestra visita. Fue él también el que nos habló del efecto invernadero natural y artificial. Pero sin duda, lo que más me llamó la atención fue el tema de la capa de ozono, porque es la contaminación que más afecta al ser humano, ya que puede provocar cáncer en la piel y otras enfermedades por el exceso de luz solar. Esta exposición me hizo reflexionar y preguntarme ¿hasta qué punto puede llegar la destrucción de la capa de ozono? Yo sólo puedo llegar a la conclusión de que dentro de unos años el Medio Ambiente nos la va a devolver, de hecho ya lo está haciendo. Y todo ¿por qué?, por nuestro pasotismo por la que ahora toma el mando en la Tierra, la Naturaleza. Por eso os cuento esto, creo que es importante y todo el mundo debería planteárselo y actuar, todavía podemos poner remedio. ¡Pásalo!