Diario de León

Máster de hostelería y anatomía al aire libre

La espicha de Económicas y L.A.D.E. se desarrolla con toda normalidad, bajo la presencia de algo más de 1.500 estudiantes

La afluencia de estudiantes fue mucho mayor por la tarde

La afluencia de estudiantes fue mucho mayor por la tarde

León

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A mediodía había más vaqueros que caballos en el Campus. Un grupito por aquí, un corrillo por allá, algún sujeto aislado de por medio, Ainhoa que anda buscando a Arantxa... Y a la entrada de La Palomera, un coche patrulla de la Policía Nacional, otro más abajo, una tercera dotación, ésta de la Policía Local, también la Unidad de Atestados de Tráfico y seis vigilantes más con uniforme de una compañía privada. Calma chicha, buena temperatura y nada nuevo bajo el sol, nunca mejor dicho. La segunda jornada del Campeonato de España de Botellones, Espichas y Similares, terminó en tablas. Cada uno en su casa, y Dios en la de todos (ahora que viene Semana Santa, nunca mejor dicho). Los de la fiesta bebieron y bebieron, algunos hasta que no se conocieron, los de las clases estudiaron y estudiaron hasta que las clases acabaron, y de los controles de alcoholemia realizados por la Policía Municipal, no hubo noticia destacada hasta primeras horas de la noche, y eso que esta vez, a falta de uno, se dispusieron dos puntos. «Es para que sepan que, salgan por donde salgan, ya saben lo que es espera», subrayó el Intendente Jefe de la Policía Local, Martín Martínez. El supermercado del barrio de La Palomera ubicado en la esquina más cercana a la Universidad, debió dar ayer beneficios suficientes para asegurar la cuenta de resultados de toda la cadena este año. Por aquí, barriles de esa cerveza del logotipo verde pero que no es posiblemente la mejor del mundo. Por allá, la chispa de la vida preparada para mezclar con bebidas transparentes, de esas que ponen la vista traslúcida antes de que todo se quede opaco, normalmente después de la cuarta copa. Y eso. Todo en su sitio «De lo que se trataba era de que las clases que se tenían que desarrollar, pudieran impartirse con normalidad», aseveraron ayer fuentes autorizadas por la Universidad. «Por los datos que tenemos, la participación de hoy es menor que la del otro día». A ojo de buen cubero, el visitante aprecia 500 almas antes de la sobremesa y el triple para la hora de la siesta. Al cierre de la sesión, de haber cobrado entrada, habrían pasado por taquilla 2.000 pares de zapatillas. Como el derecho de reunión hace muchos años que ya no está prohibido, ni con vaso de plástico en la mano, pues punto pelota. No hay por ningún sitio carteles que prohiban cantar. «¡Yo me paaarto la camisaaaaa, comooooo Caaamaroooooon!». Aún así, el cabreo es considerable, todavía. «Sabemos como funciona la Universidad, y lo que no se puede hacer es provocarnos las pérdidas que hemos tenido» se quejan los organizadores. «Libramos los 2.000 euros de la carpa porque pudimos suspenderlo a última hora, pero los bollitos preñaos, por ejemplo, nos los tendremos que comer, porque eso ya no se ha podido devolver. A partir de ahora, vamos a hacer botellón todos los jueves. No puede ser que nos digan que esto tengamos que hacerlo en la Azucarera. ¿Y el peligro de que la gente vaya hasta allí? ¿Si pasa algo, a quién le pedimos responsabilidades?». Además irse a los aledaños de Doctor Fleming, causaría tremendos problemas para la ciencia. Allí, sin el carácter esponjoso de la hierba, posiblemente no hubiesen bastado las temperaturas (internas por el alcohol y externas por el sol) para comprobar cuánto saben de medicina los alumnos de LADE y Economía. Prácticas de anatomía, desde luego, las había muy reiteradas y por doquier. Es lo que tiene la ciencia, que no conoce el descanso en estos temas. Divino tesoro, la juventud.

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