«No hay un punto sin mejoría»

«Lo importante es desterrar la vieja creencia de que no se puede hacer nada», reitera una y otra vez Luisa Rey, coordinadora de la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido, Alen. Sus palabras las ratifica Sara Ferrero, la fisioterapeuta que, desde hace unas semanas, se encarga de la rehabilitación en el espacio abierto por la asociación para la recuperación de personas que han sufrido un accidente cerebral o un traumatismo que han generado importantes secuelas físicas y psíquicas. Sara recalca que nunca se llega a un «punto de no mejoría. Cada vez los pasos son más cortos, la evolución se nota menos pero siempre se puede llegar un poco más allá». Avanzar en la reducción de las secuelas es posible hasta llegar a lograr una casi plena autonomía en la mayoría de las personas. «Se puede volver a hablar, se puede volver a lograr movilidad. No hay que mantenerse en la silla de ruedas en la que se sale del Hospital», indican. Apenas a un metro, Antonio y Miguel ratifican este argumento con su propia experiencia. Miguel sufrió hace ahora seis años un derrame cerebral que le afectó a la zona derecha de su cuerpo y que le impide, entre otras cosas, hablar con fluidez. «No encuentro las palabras», indica. Tiene ochenta años y responde al perfil del afectado con daño cerebral en León, una persona mayor de 60 años que ha padecido un infarto, aunque la tasa de edad está bajando de forma preocupante, aseguran los responsables de la asociación. Antonio, con secuelas graves de movilidad desde que hace nueve años, con 65 de edad, sufrió un evento similar, en la zona izquierda de su cuerpo. Tiene afectados, por lo tanto, el brazo y la pierna de ese lado pero no problemas para hablar. Es presidente de la Asociación y uno de los promotores de este espacio de rehabilitación ubicado en los locales que el Ayuntamiento de León ha puesto a disposición de este grupo de setenta socios que emprendieron la aventura de una organización para los afectados hace más de diez años. «Nuestro objetivo inicial al poner en marcha la asociación era contar con un espacio de rehabilitación pero nos ha costado una década», explica Luisa Rey. Lento y tedioso El trabajo de rehabilitación es lento. «Con el paciente agudo realizamos ejercicios para que puedan volver a hablar, a caminar», explica Sara. Para el paciente crónico es necesario llevar a cabo tareas que le permitan recuperar su rutina y mantener su autonomía. «Cada paciente se recupera de un modo diferente pero sí es constatable que cuanto más jóvenes son más posibilidades tienen de una recuperación integral», apunta la fisioterapeuta. Ejercicios de equilibrio, estiramientos, masajes para los músculos agarrotados componen la tarea del día a día en el particular gimnasio de la Asociación, vinculada a la Federación Nacional de Daño Cerebral. El trabajo es totalmente individualizado. En España, el único informe sobre el daño cerebral sobrevenido, corresponde a la oficina del Defensor del Pueblo. Elaborado en 2005 cifra en algo más de 150.000 personas las que necesitan cuidados continuos para el resto de su vida. «Hace años las personas sufrían alteraciones severas del sistema nervioso central, tenían escasas posibilidades de supervivencia. Hoy, los avances médicos han permitido unas posibilidades de sobrevivir mayores. No ha sido igual la evolución en rehabilitación», precisan desde la asociación. Según el informe del Defensor del Pueblo «el abordaje integral del daño cerebral sobrevenido es una asignatura pendiente en España». Alen intenta paliar este déficit con un proyecto de asistencia integral: atención neurológica, fisioterapéutica, terapia ocupacional, logopedia y neuropsicología.