Diario de León

La fusión con Ebro estableció que el domicilio social de la filial biotecnológica se trasladara

Puleva se va de León sin cumplir el compromiso sobre la sede de Biotech

El grupo de I+D debía haber sido el impulsor del parque tecnológico, según el acuerdo inicial

León

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Hace algo más de seis años, en plena revolución de los mercados lácteo y azucarero en España, la fusión de Azucarera Ebro con Puleva para crear el mayor grupo alimentario del país se tradujo para León en una noticia que hacía presagiar un brillante futuro para el eterno potencial de desarrollo económico que la biotecnología, especialmente la alimentaria, supone para la provincia. Puleva acababa de hacerse entonces con la histórica Lecherías del Noroeste S.A. (Lenosa), pero el reparto de sedes que la nueva compañía pactó con la Junta de Castilla y León comprometía para la ciudad el domicilio social de la filial que más expectativas despertaba: Puleva Biotech, que saldría poco después al mercado bursátil en pleno despegue de los valores biotecnológicos. El pasado viernes Puleva anunciaba la venta de la planta leonesa a la nueva sociedad Lactiber, poco más de siete años después de hacerse con ella, pero el principal compromiso alcanzado con el gobierno autonómico no llegó a materializarse nunca. Puleva Biotech nació, creció y se consolidó en Granada, sede histórica del grupo, y allí se mantiene. Para la historia quedan ya las declaraciones políticas y empresariales, las firmas de pactos y acuerdos, los retrasos y sus justificaciones. Y los compromisos no cumplidos. Primeros anuncios La posibilidad de que Puleva instalara en León sus centros de investigación biotecnológica se hizo pública cuando Biotech daba sus primeros pasos. En octubre del 2000, recién fusionada con la azucarera Ebro Agrícolas, ya se anunció la posiblidad de que la división biotecnológica del grupo, que anunciaba investigaciones en productos enriquecidos y saludables (se daban los primeros pasos en los alimentos funcionales) desarrollara al menos parte de su actividad en León. Un mes después, la comunicación que Ebro y Puleva enviaban a la Comisión Nacional del Mercado de Valores informando de su proceso de fusión confirmaba la noticia: León acogería la sede social de la división de I+D del grupo, encargada de desarrollar proyectos de biotecnología. El grupo se configuraba en torno a las divisiones de biotecnología, arroz, azúcar, lácteos, aceite, internet y biocombustibles, y «la intención es que las sociedades filiales tengan su domicilio social en las provincias donde se desarrolle fundamentalmente la actividad productiva». La unidad del negocio del azúcar estaría en Valladolid, la del bioetanol en Salamanca y la biotecnológica en León; mientras que la láctea se quedaría en Granada, la del arroz en Sevilla y el resto también en Granada. Castilla y León se hacía así con tres de las seis sedes del nuevo macrogrupo alimentario. A partir de entonces se produjeron anuncios políticos y firmas de convenios, compromisos que fueron dilatándose en el tiempo argumentando que la investigación tardaba en dar sus frutos. De las primeras instalaciones anunciadas pasó a hablarse de «proyectos de investigación», y de ahí a la evidencia de que el grupo de origen granadino no tenía en realidad intención de dejar que la «joya de la corona» abandonara su sede. La empresa acabó «confesando» que la Puleva Biotech que se disparaba por entonces en bolsa no vendría a León, aunque oficialmente se comunicó que aún no estaba decidido cuál sería el domicilio social de la ambicionada empresa. Ni tampoco dónde se iba a invertir el multimillonario presupuesto que estaba previsto para las nuevas fábricas. Puleva reconoció entonces que había fuertes presiones para que la sede se ubicara en León, como estaba comprometido, pero la Junta de Andalucía entró en liza con contundencia: anunció que superaría todas las ofertas de Castilla y León, pero no permitiría que las inversiones previstas (43 millones de euros) se fueran a otra autonomía. Oficialmente, la empresa nunca se desdijo de sus compromisos iniciales. Pero los hechos hablan con firmeza.

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