«Yo quiero ser senador» 27

En esto de la política, y más cuando se aproximan unas elecciones y los próceres de uno y otro lado se juegan su cocido para los próximos cuatro años, podría aplicarse aquello que dicen los curas en las bodas: «Que lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre», pero variando la terminología que bien podría ser la que sigue: «Que lo que la campaña ha unido que no lo separen las urnas». Si no, que se lo digan a Mario Amilivia y a Isabel Carrasco, que han pasado de ser enemigos irreconciliables -lo siguen siendo, que nadie lo dude- a bailar un pasodoble y, precisamente, el de Mario Amilivia, el mismo del que ha proferido toda serie de improperios la presidenta provincial del PP. Y es que la política tiene estas cosas. O como bien decía ayer algún que otro prócer popular al ver la escena: «Es que somos un partido muy desinhibido». Quizás esa misma desinhibición deberán aplicarla para colocar a todos aquellos que se han quedado fuera de unas listas y de otras, toda vez que ahora ya está todo atado y bien atado. Y, claro, llegados a este punto comienzan a surgir lo que ya antes habían prometido. Esto es lo que sucede con Fernando de Arvizu, al que no le vale con irse al Consejo Consultivo, entre otras cosas, porque este órgano de consultas autonómico no se renueva hasta octubre del 2009 y, desde luego, Arvizu -que sí ha visto a Wally- no tiene intención de esperar tanto tiempo. Sobre todo, porque ya en su día el partido se comprometió a devolverle al Senado y a eso es a lo que él se aferra y así se lo ha hecho saber ya a varios de los próceres de su partido, incluida Isabel Carrasco, a los que ya les ha dicho: «Yo quiero ser senador». ¿La razón? Arvizu considera que con él está pendiente el cumplimiento de una promesa para devolverle a la Cámara Alta y como no se hizo en el 2003 ni tampoco en el 2004, es ahora cuando toca, concretamente en marzo del próximo año. Sólo hay un problema, la promesa se la hizo Juan José Lucas, que en el PP ya es casi como Wally.