El jurado declara culpable al acusado del crimen de Astorga y endurece las penas

El jurado popular que ha juzgado desde el pasado lunes al acusado por el crimen de Astorga emitió ayer por unanimidad un veredicto de culpabilidad de acuerdo al cual O.N.F. un varón de 22 años, residente en Laguna Dalga en el momento de los hechos, con antecedentes penales por cuatro condenas, ha sido hallado culpable de un delito de asesinato con agravante de alevosía como autor de la muerte de una adolescente de 17 años en la madrugada del 26 de agosto del 2005, en un descampado de las afueras de Astorga. El jurado considera probadas por tanto las tesis del fiscal y prácticamente todas las de la acusación particular, según las cuales el reo concertó una cita con la víctima, tras la cual se encaminaron en coche a un descampado del barrio maragato de Chapín, en torno a las 3.30 de la mañana, cuando por motivos que se desconocen se originó una fuerte discusión a resultas de la cual, el procesado sacó del maletero de su vehículo una barra de futbolín de la que había hecho ostentación en alguna ocasión, y con la que inflingió al menos tres heridas mortales en la cabeza a la víctima, que trató de defenderse dejando la mano del imputado llena de arañazos. El jurado entiende que este hecho no tiene suficiente peso para considerar que la víctima tuvo opción de defenderse, ni tampoco el de que sus zuecos aparecieran a varios metros del cadáver, en un síntoma de que quizá pudo intentar correr. Para el tribunal popular, la víctima no tuvo opción de defenderse en ningún momento y el ataque fue casi sorpresivo. En el cadáver aparecieron hasta 18 heridas, localizadas fundamentalmente en la cabeza y en la cara, que quedaron destrozadas. Aquí el jurado entiende que no hubo ensañamiento, siguiendo las tesis del abogado de la familia de la víctima, que retiró esta agravante puesto que los forenses dieron por casi seguro que a partir del primer impacto en la cabeza, la joven perdió el conocimiento y ya no sufrió. Más pruebas Posteriormente el condenado tiró en un contenedor la camiseta ensangrentada que vestía y llamó a su padre, que ha reconocido que en la conversación con su hijo le confesó el crimen. Tras regresar al escenario del homicidio a recuperar las llaves del coche del joven ayer condenado, el padre, el hijo y un amigo regresaron a sus domicilios. Al llegar a Laguna Dalga, el condenado quemó las ropas que había vestido aquella noche. Por todas estas actuaciones, el fallo descarta que el ahora considerado autor de los hechos estuviera bajo los efectos de las drogas y el alcohol, aunque se reconoce que había ingerido cantidades notables, lo cual no le impedía discernir lo que hacía.