Expertos creen que la producción de cereal para biocombustibles es básica para el medio rural
El presidente de la Asociación Europea del Bioetanol E-Bio, Ramón de Miguel, defendió que la producción de cereales para biocarburantes «es básica para la supervivencia del medio rural» en Castilla y León, tras la conferencia sobre biocombustibles que se celebró esta semana en Bruselas, organizada por la Comisión Europea para debatir cómo gestionar la creciente demanda internacional de etanol, biodiésel, biogas y otros carburantes limpios en el sector del transporte. «Castilla y León es una comunidad con unas producciones de cereales por hectárea relativamente bajas, comparadas con el centro de Europa, y que va a sufrir extraordinariamente con la reforma de la Política Agrícola Común (PAC). Por eso creo que producir biocarburantes con los cereales es una de las cosas más fundamentales para asegurar la vida en el medio rural», explicó el presidente. Según De Miguel, «cuando las subvenciones de la PAC vayan disminuyendo» y «cuando los criterios de mercado imperen», los cereales de Castilla y León «no van a poder competir con los cereales de la parte francesa o de la parte central de Alemania». Así pues, lo ideal sería «que haya empresas en Europa que puedan hacer contratos a largo plazo para comprar cereales en Castilla y León». «Además, las fábricas de bioetanol no utilizan para hacer alcohol más que el almidón de los cereales y utilizan la proteína para otros cosas. Es una utilización muy buena, muy interesante y muy noble, y en zonas cerealistas no excesivamente ricas, como es Castilla y León, les puede dar una salida, la única posible para el cultivo», añadió el presidente de la asociación. Biodiésel Preguntado por las posibilidades de producir biodiésel en Castilla y León, Ramón De Miguel opinó que en la región se puede hacer cultivando colza o girasol, pero añadió que «los rendimientos de la colza y el girasol no son muy buenos». Además, continuó, «la colza necesita de zonas bastante húmedas». En este contexto, Ramón De Miguel no cerró las puertas a que en un futuro en la región se planten nuevas plantas oleaginosas no aptas para el consumo humano, «pero sí para producir biocarburantes».