Diario de León

| Entrevista | Juan José Luque-Larena |

«De la plaga de topillos se habla mucho pero sabemos muy poco»

Este experto plantea la necesidad de realizar un estudio científico sobre la plaga de roedores que afecta al campo para prevenir nuevas situaciones similares

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D. Rodríguez - león
León

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El coordinador del Área de Zoología del Departamento de Ciencias Agroforestales de la ETS de Ingenierías Agrarias de la Universidad de Valladolid en el Campus palentino de La Yutera, Juan José Luque-Larema, defiende, en esta entrevista concedida a Ical, la necesidad de efectuar un estudio científico en profundidad sobre la plaga de topillos que afecta a Castilla y León, con el reto de crear una herramienta de predicción sobre estos animales para evitar la situación actual, la puesta en marcha de medidas preventivas y la definición de los mejores métodos para minorizar sus efectos sobre la agricultura. ­-¿La presencia de los topillos en la comunidad ha sido constante a los largo de la historia o se trata de una especie invasora? -No es una especie invasora como podría ser el visón americano. El topillo campesino ( microtus arvalis ) está ampliamente distribuido por Europa y en la Península Ibérica encontraba la distribución más meridional, más sureña. Originalmente, hasta hace 30 años, estaba exclusivamente distribuido en la franja pirenaica, en la Cordillera Ibérica y el Sistema Central. El topillo no se ha extendido en Cataluña, sino entre el Sistema Central y la Cordillera Ibérica, y ha invadido la submeseta norte. Esta invasión, esta amplificación del rango de distribución ha coincidido con que en esa época se estaban instaurando en el campo muchos regadíos, en las vegas de los principales cauces fluviales que vienen de las zonas montañosas y, probablemente, ha seguido esas rutas de manera natural, ayudado en cierta parte por la agricultura. -¿Se está produciendo un cambio en el ciclo lógico de picos de población del roedor en la comunidad? -Ese es el gran problema. Pensamos que es un ciclo regular, lo más probable, pero es que este año la dimensión ha sido enorme por una combinación de circunstancias que hay que analizar. En Inglaterra y en Francia, los ciclos también están cambiando su patrón tanto en amplitud como en frecuencia y no sabemos a qué se debe. Este año en las zonas del sueroeste de Francia, donde hay cultivo de alfalfa, y condiciones climatológicas parecidas a las de aquí, no ha sucedido. -¿Eso supone que la climatología no es el factor esencial que se ha venido apuntando para la explosión de la plaga? -El efecto del clima es muy importante, pero sobre todo el de la dinámica del paisaje agrícola, aunque no son los condicionantes principales para que todas las poblaciones lo hagan a la vez. Cada población lleva una inercia propia que hay que analizar. A pesar de eso, nuestros postulados se basan en la experiencia científica de otros grupos, ya que esta situación ha empezado a suceder aquí a partir de finales de los 80, aquí no se ha estudiado nunca. -¿Cómo se expande la plaga? -Hicimos unos trampeos entre febrero y marzo de este año con motivo de la explosión demográfica en Tierra de Campos, que parece ser el foco original. Después, ha habido otros focos asincrónicos en el tiempo. En los focos originales casi no hay topillos, pero sí en zonas aledañas hacia el norte de Palencia, Valladolid y León. Esto apunta a que el foco de la plaga ha radiado -¿Han hecho propuestas a la Administración para la elaboración de esos estudios rigurosos? -La Administración no tiene encargado ningún trabajo y nosotros propusimos en febrero un convenio específico de colaboración entre la Universidad y la Junta, dirigido a constituir un equipo científico técnico de estudio, monitorización y control de plagas de roedores. El reto es construir ciertos modelos predictivos de lo que va a pasar, unido a estudios sobre el terreno con recomendaciones para afrontar otra posible plaga y medidas para paliarla, con análisis toxicológicos y epidemiológicos. El calendario de trabajo que fijamos se extiende hasta 2012 con cargas presupuestarias relativamente importantes, de 113.000 euros año, pero ese es el coste mínimo, cuando se está hablando de millones en indemnizaciones. Es algo razonable, pero parece que no les suscita suficiente credibilidad lo que les proponemos. -¿Las actuaciones de quema de rastrojos, limpieza de cunetas o el arado de tierras de siembra directa le parecen actuaciones más convenientes? -Se trata de medidas más respetuosos con el medio y pueden ser muy efectivas a pequeña escala o como método preventivo, pero la escala de la plaga ahora es amplia. Estos animales se mueven muchísimo y debemos conocer cómo van barriendo zonas para saber cómo aplicar las medidas y cuál es mejor. -¿Considera que la plaga de topillos constituye un factor de riesgo para la transmisión de enfermedades? -El mayor número de ejemplares por lógica supone un mayor riesgo potencial de que aumente el contagio entre individuos de patógenos, aunque también debería estudiarse sobre el terreno. -¿Cómo supone que va a evolucionar la plaga en la comunidad? -Opino que la plaga no va a aguantar muchos meses. Los focos acabarán desapareciendo por agotamiento poblacional o por aumento de la infección de patógenos o de depredadores.

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