Asaja pide que «la tularemia sea enfermedad profesional»
La organización agraria Asaja de Castilla y León exigió ayer al servicio público de salud, el Sacyl, que los médicos de cabecera cursen los partes de baja por tularemia de los agricultores y ganaderos de la región como enfermedad profesional. Los agricultores, los ganaderos y los trabajadores que realizan labores agrícolas para terceros en zonas con alta densidad de la plaga de topillos y que están contrayendo la enfermedad bacteriana de la tularemia, «tienen el derecho a que se le reconozca como una enfermedad profesional y por tanto beneficiarse de las ventajas económicas que ello supone», señaló la organización. El sindicato defiende que esta situación está incluida en el cuadro de enfermedades profesionales vigente, ya que es una «enfermedad infecciosa trasmitida a los agricultores, ganaderos y obreros rurales por los animales o por sus productos o cadáveres», pues es una zoonosis. Ventajas evidentes El reconocimiento como enfermedad profesional da derecho al paciente a la gratuidad de los medicamentos para el tratamiento, cuando si se considera enfermedad común, hay que pagar el 40 por ciento. Además, la catalogación permite poder cobrar la baja médica desde el primer día, con un importe del 75 por ciento de la base de cotización mientras que, si se trata de enfermedad común no se empieza a cobrar hasta el cuarto día de baja y hasta el día 20, tan solo el 60 por ciento de la base de cotización. Asaja recuerda que hay más de un centenar de pacientes a los que se le ha confirmado que padecen tularemia. Más de otros dos centenares de casos clínicos esperan la confirmación o el no del diagnóstico. Del estudio epidemiológico se desprende que en la mayoría de los casos los pacientes han realizado labores agrícolas en zonas con alta densidad de topillos, los cuales de una forma directa o indirecta han actuado como trasmisores de la bacteria.