Pendones en el Viejo León

Al turista veraniego el flamear de los pendones por las calles del casco histórico de León le pilló ayer por la tarde con el vaso de vino en la mano y el bocado de chorizo a la puerta de la boca. Después de un día entero de paseos por la ciudad, que ha evolucionado hasta lo que es hoy desde el asentamiento de la Legio VI Victrix, con los ojos cargados de góticos, platerescos, románicos y modernistas, el encuentro de las más de media docena de enseñas de la provincia le dejó al visitante el paladar con sabor a viejo, gracias a la iniciativa promovida por la asociación de hosteleros de la Plaza Mayor y apoyada por el Ayuntamiento de la capital leonesa y el colectivo que defiende la pervivencia de estos símbolos de la cultura popular como parte viva y no muerta del folclore. En el escenario de la Plaza Mayor, frente al viejo consistorio, los mozos y mozas que se echaron el pendón al pecho y el cinto a los riñones exhibieron su destreza acompañados por un grupo de dulzainas y tambor, en cuya compañía asciendieron por la calle Ancha hasta llegar a la plaza de Regla, frente a la Catedral, donde los más valientes se animaron a posar el pendón en la barbilla y demostrar que arriba lo que ondea no son trapos.