La policía siguió día y noche durante un mes al violador del chándal

Reconocen que también ellos ven la serie policíaca CSI pero matizan que esto no es la televisión, ni disponen de un ordenador en el que introducir los datos de los violadores y ya aparecen unas lucecitas sobre las casas en las que viven e incluso cuál de ellos es el más peligroso. Quienes así argumentan, no sin cierta ironía, son fuentes próximas a la investigación que acabó con la detención del violador del chándal para detallar la laboriosa tarea llevada a cabo antes de localizar a Andrés Mayo Fernández. O tuvo mucha suerte o en algún momento pudo sospechar algo. Esto piensan quienes trabajaron, y siguen haciéndolo, en el caso. Fuentes próximas a dicha investigación indicaron que durante el último mes antes de ser detenido, Mayo Fernández estuvo vigilado día y noche por agentes de la Policía Nacional. La detención se produjo en la mañana del pasado día 9 de este mes, cuando el presunto violador salía para su trabajo a eso de las siete y media de la mañana; la última acción delictiva que le imputa la policía ocurrió el día 30 de junio cuando asaltó a una mujer en la avenida de Alfonso Molina, a la altura del barrio de Matogrande de La Coruña. Turnos dobles Las labores de seguimiento supusieron un notable esfuerzo para los funcionarios policiales dado que a los turnos de trabajo habituales durante la semana tenían que doblar el horario los fines de semana y días festivos que era cuando el sospecho cometía habitualmente los delitos de que se le acusa. La vigilancia a Mayo Fernández aportó datos importantes para la investigación como es el de los viajes que hacía durante los fines de semana fuera de La Coruña y durante los que, según sospecha la Policía Nacional, también podría haber cometido otras acciones delictivas. Colaboración ciudadana De hecho, entre la última acción imputada, la del 30 de junio, y la detención, Mayo Fernández habría agredido a otra mujer, también en La Coruña, que finalmente optó por no presentar la correspondiente denuncia, motivo por el cual el delito no se pudo incluir en las ocho agresiones de que se le acusa, dos de ellas consumadas y las otras en grado de tentativa. Fuentes de la investigación destacan la importancia de la colaboración ciudadana en este caso y reconocen la sorpresa que supuso descubrir que la persona a la que estaban siguiendo era nada menos que el violador del chándal. Las imágenes del detenido confirman los primeros datos que las mujeres agredidas habían aportado en su día a la Policía Nacional: la estatura, algo más de 1,80 metros, y las manos grandes, un rasgo que ayer llamaba especialmente la atención en las fotografías que publicaba este diario.