Los agricultores combaten a los topillos con kilo y medio de veneno por hectárea

Los técnicos de agricultura y medio ambiente han coincidido en la necesidad de combatir la plaga de ratones en las riberas del Porma y el Esla, para tratar de frenar su avance e instalación masiva en los cultivos de regadío. La administración decidió ayer hacer frente a la plaga en estas zonas, después de escuchar las sugerencias de los agricultores, que se han percatado de la existencia de una población notable de roedores en las choperas y arboledas de estas vegas leonesas. Se repartirán productos para limitar los efectos de la plaga a razón de kilo y medio de veneno por hectárea. Los agricultores celebran la decisión por considerar el método como el más efectivo entre todos los que se han empleado hasta el momento frente a los topillos. Sin novedad en la caza Los cazadores no han detectado, en el inicio de la media veda una especial incidencia en otras especies del veneno aplicado contra los topillos, pero temen que en próximas semanas afecte al resto de animales en el campo. Según declararon dirigentes de la federación de Caza, en la primera jornada de caza de esta temporada, que comenzó el domingo «no hemos tenido constancia» de la aparición de animales muertos en el campo de una forma generalizada. Igualmente, la piezas cazadas, en este caso codornices, tampoco presentaban síntomas de envenenamiento, salvo algún caso muy puntual. Sin embargo, se recuerda que cuando la pasada primavera se comenzó a aplicar veneno de forma generalizada, hasta que una denuncia de los ecologistas obligó a suspender su aplicación, «sí que aparecieron» ejemplares de paloma, liebre y otras especies envenenados, «y ahora volverá a pasar igual» en los próximos días. También se tiene constancia de tres cigüeñas muertas en el nido, por haber comido topillos envenenados, «cuyos restos eran evidentes en los excrementos que había al lado». El presidente añadió que si bien el veneno se coloca en unos tubos, para que solo accedan los topillos, «los roedores lo sacan fuera», para llevar el cebo a sus madrigueras, y queda al alcance de otras especies. Además, «si una rapaz come el topillo envenenado, también se puede envenenar», advirtien al respecto. «El problema puede ser grave» en las próximas semanas, si el veneno se extiende por la cadena trófica y pasa de unas especies a otras, declararon los dirigentes federativos. El colectivo pone de manifiesto que los cazadores tienen la precaución de no acercarse a cultivos de regadío, en los que tienden a refugiarse los topillos al estar cosechados los secanos. De igual forma, piden que no se creen alarman innecesarias por no observar que haya animales envenenados.