Mejor en casa ajena

Diez años; un horizonte para perfilar una solución al déficit de médicos o para que los trazos pasen a garabatos inteligibles sin remedio. Cuando expire el tiempo, si las medidas no llegan, un porcentaje importante del personal sanitario habrá saltado el umbral de los 55 años y la jubilación, masiva, según algún estudio especializado, abrirá las puertas a una realidad denunciada desde que el problema se asomó al primer mes del año del 2000. Fue entonces cuando las facultades -Valladolid y Salamanca- comenzaban a gestar una carencia que con los años no mejora. Aumentar más plazas en las universidades es, para algún sector afectado, la raíz sobre la que cultivar el tejido sanitario del futuro; para otros, el germen radica en una mala distribución geográfica de los doctores; para el resto, el conjunto abraza al problema. Pero lo cierto es que algunos sitios lo tienen peor que otros. En León hay 2.200 médicos para prestar servicio a 495.000 personas, o lo que es lo mismo, un doctor para cada 222 pacientes. Por contra, los vecinos vallisoletanos pueden estar más tranquilos, ya que por cada 173 pucelanos hay un profesional sanitario. Por lo tanto, el desfase entre ambas provincias es patente, aunque la diferencia no sea tanta en lo que a indicadores demográficos se refiere. El que no haya una facultad de Medicina en el campus de Vegazana puede explicar, en parte, esta distribución geográfica, pero sin olvidar el éxodo de un porcentaje alto de doctores de León hacia Pucela, debido a que en Castilla las condiciones de trabajo son relativamente mejores a las de la provincia. Dispersión geográfica El porqué radica en esas diferencias, pero también en las características orográficas leonesas. La nieve, y los serpenteantes accesos a muchas localidades, son un handicap al que tienen que hacer frente los profesionales.