Diario de León

| Reportaje | Focos fuera de los huertos |

Problemas en el jardín

Los sindicatos agrarios exigen que las medidas contra el fuego bacteriano no se limiten a árboles de huerta y afecten también a las plantas ornamentales que transmiten la enfermedad

El marcaje y arranque de árboles frutales se va a iniciar de inmediato

El marcaje y arranque de árboles frutales se va a iniciar de inmediato

Publicado por
L. Urdiales - redacción
León

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Los sindicatos agrarios exigen mayor rigor en la lucha contra el fuego bacteriano. Justifican su postura en la escasa efectividad que, estiman, tendrá destruir árboles enfermos por la presencia de la bacteria mientras se mantienen activos focos de contagio importantes. Desde el campo se señala de forma directa a las plantas ornamentales, a especies que crecen en jardines y parques, en el entorno urbano, y que identifican como las principales causantes de la expansión de la erwinia amylovora. Se ejemplifica con el cotoneaster, los serbales y piracantas o espinos de fuego. «Es perfectamente visible la presencia del fuego bacteriano en jardines en el entorno de León», expresó ayer Matías Llorente, del sindicato Ugal, que advierte coja la determinación de la Junta de cortar de raíz la expansión del fuego bacteriano en los frutales de los huertos de los valles de La Magdalena o del alfoz de León mientras se mantengan en pie plantas que transmiten la bacteria. En el entorno de la capital leonesa se espera la actuación decidida por la Junta para frenar el avance de la bacteria que hace presa en manzanos o perales, principalmente, de huertas destinadas al consumo doméstico. Todas las zonas declaradas por la Junta de Castilla y León como afectadas por la bacteria (14 localidades leonesas en total, incluido el término municipal de la capital de la provincia) serán objeto de una limpieza celosa de las especies enfermas. Los efectos no resultarán inmediatos. Se observarán con el paso del tiempo, a medio plazo, por la exigencia del plan de eliminación del fuego bacteriano que obliga a desertizar el terreno a lo largo de dos años. «Las consecuencias tienen una repercusión económica importante; se acaba la producción de fruta, que para los agricultores profesionales es un coste extraordinario», advierten los sindicatos. «No aceptaremos menos de lo que se estipuló para compensar el paso de la plaga por La Cepeda» JOSÉ ANTONIO MERAYO

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