Cuatro centros de salud abordarán la prevención de la violencia de género

La Junta de Castilla y León incluirá en los primeros meses del próximo año la prevención y atención a la violencia de género dentro de la cartera de servicios de Atención Primaria con lo que se pretende abordar este problema desde el punto de vista sanitario y reducir los riesgos para la salud de las mujeres consecuencia de actos de violencia de género, según indicaron a Ical fuentes de la consejería de Sanidad. Cuatro centros de salud de León aplicarán este tipo de atención en una primera fase de implantación. Para la puesta en marcha de esta asistencia, en el mes de octubre se impartirán varios cursos de formación al personal médico de Atención Primaria para que adquieran los conocimientos y habilidades necesarias que permitan desarrollar «una atención integral y coordinada» a las mujeres víctimas de violencia de género. Al mismo tiempo, se diseñará el servicio para establecer una pauta de actuación normalizada y homogénea para todos los profesionales del sistema de salud. El objetivo es, según las mismas fuentes, que durante este segundo semestre del año se produzca el pilotaje del servicio para poder iniciarlo en toda la autonomía al mismo tiempo en los primeros meses del próximo año. En concreto, el servicio parte con la intención de detectar en fases precoces los casos de violencia de género, ofertar un plan de atención básico y personalizado en función del nivel de riesgo. Coordinación Se pretende también favorecer la coordinación con los servicios sociales y promover la capacitación de las mujeres que sufren los malos tratos para que reconozcan su propia situación y busquen soluciones, así como el conocimiento y la cuantificación de la gravedad y magnitud del problema en la autonomía la población general. Situaciones de riesgo Esta nueva prestación está dirigida especialmente a las mujeres de 15 años o más que presentan situaciones de riesgo (mujeres inmigrantes, embarazadas, discapacitadas, drogodependientes, testigos de situaciones de violencia en la infancia, etcétera) o factores de sospecha en relación con la violencia de género (lesiones físicas que sugieren malos tratos, dinámica familiar compleja, consultas frecuentes por síntomas psíquicos y físicos inespecíficos...). Una vez detectado un posible caso de violencia de género, el protocolo establecerá que se tendrá que efectuar una valoración biopsicosocial, de la seguridad, así como la intervención personalizada en función del nivel riesgo, la atención sanitaria a los problemas físicos, psíquicos o sociales que se detecten.