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Los ganaderos afrontan un periodo de expansión del negocio radicado en su mayoría en Babia

La producción de carne de potro hispano bretón se triplicará en 2010

Los 30 criadores de la cooperativa tendrán el cebadero en Pobladura de Luna a finales del 2008

Pese a la tormenta, el trasiego de animales, ganaderos y curiosos fue seguido en San Emiliano

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A. Caballero - san emiliano
León

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Entre el paisaneo que cruza con ahijada el prado de la feria de San Emiliano, un carnicero madrileño echa la vista a las reses que se reparten entre los corrales y las fincas. «Ése ya nos ha comprado otras veces y va a comprar más. Incluso, quiere matar y despiezar en Villablino», avisa José Luis Fernández, presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Hispano Bretón, quien augura un horizonte halagüeño para la comercialización de la carne de potro de esta raza equina: «En dos años y medio o tres triplicaremos las cerca de 1.000 toneladas que se vendemos en la actualidad cada año». La meta se avista desde las puertas de la creación de la cooperativa en la que se han embarcado, de los casi 400 miembros que tiene la asociación, una treintena de criadores, que no cierran la puerta al crecimiento del núcleo productivo. La iniciativa, según explica Fernández, espera ahora por la definición del proyecto de un cebadero en el que los cooperativistas pondrán a término los animales «en el remate», después de que hayan pacido a sus anchas por los montes de Babia, donde se asienta el grupo principal de ganaderos implicados, que completa su cuenta con exponentes en Omaña, Boñar o los pastos luniegos. En ésta última comarca, limítrofe con la tierra babiana, se levantará la nave con capacidad para 400 potros, distribuidos en 20 corrales, en la localidad de Pobladura de Luna, dentro del Ayuntamiento de Sena, que espera estar en actividad «a finales del próximo año, junto con el diseño de «la trazabilidad» para comercializar la carne con sello propio y todas las bendiciones sanitarias legales. Mercados La «cultura alimenticia» de este producto encuentra su chincheta en el mapa español en los territorios de «Navarra, Santander, Castellón y Valencia», concede el presidente de la asociación, quien apunta que, más allá de las fronteras nacionales, el potro hispano bretón tiene gran predicamento en el sur de Francia y el norte de Italia, donde fue a parar «todo el excedente de la pasada temporada». «Aquí, todavía se ve como un animal de compañía, pero hay que tener en cuenta que su carne es más rica en vitaminas, el doble en proteínas y tiene menos grasa que la de vacuno y porcino», publicita Fernández, quien advierte de que no pretenden competir con los otros dos tipos de ganado: «Con que cada ama de casa nos comprara medio kilo nos dábamos por satisfechos». El reparto optimizaría la producción del potro de hispano bretón, que, después de nacer con «el 10% de los 700 kilos de media de la madre», multiplica por dos su peso «en el primer mes y por cinco en el destete, a los seis o siete meses de vida», describe Fernández. Para que se complete el ciclo, la cooperativa ha firmado «un convenio con la Universidad de León» con el fin de que mediante un estudio se determine «el mejor pienso». «La raza pura está aquí. Lo demostraremos en breve», emplaza José Luis Fernández.