Un alto reponedor en el peregrinaje hacia Santiago

Lleva seis años derrochando generosidad con los peregrinos y haciendo más fácil su recorrido a Santiago de Compostela. Agapito Trigal, 74 años, jubilado y vecino de la localidad leonesa de San Miguel del Camino, ofrece en el banco que se asienta junto a la puerta de su casa todo un manjar para el caminante. Galletas, frutos secos o frutas forman parte de la generosa atención que, de manera altruista, Agapito tiene con los peregrinos. «Lo hago porque nací en el Camino y me gusta que las personas que pasan por aquí se lleven un buen recuerdo de este pueblo», aclara Agapito. Este acto de solidaridad le ha servido, además, de terapia para superar una enfermedad que padece desde hace ya varios años. «Yo no vivo del Camino, sino para el Camino», asegura. Esto le ha llevado también a hacerse un hueco en el recuerdo de muchos peregrinos, que no olvidan la solidaridad de este hombre, Con las cartas de agradecimiento que recibe casi a diario, Agapito ha elaborado nada menos que quince libros en los que recoge la esencia de este trabajo que asegura ser gratificante. Entre ciruelas y actualidad Explica que este año ha cosechado de su huerta 500 kilos de ciruelas y que con gusto se las ofrecerá a los peregrinos. Como siempre, en el banco situado junto a la puerta de su casa. En él, entre otros detalles, también coloca los periódicos del día para que al viajero tampoco le falte la información de la actualidad más candente. Allí mismo, junto a la comida, se puede leer un cartel en el que dice «Esto es para tí, peregrino, te lo da Agapito, el amigo de los peregrinos. Buen Camino», además de señalar el lugar donde se encuentra la fuente con agua potable para refrescarse y beber antes de emprender de nuevo la ruta. Agapito ha hecho el Camino tres veces y el próximo 2 de septiembre volverá a recorrerlo de nuevo. Esta vez en coche.