Herrera reconoce los errores de la Junta en el tratamiento de la plaga

El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, se mostró ayer partidario de «asumir la cuota de autocrítica» que le corresponda por la «crisis» generada por la plaga de topillos que afecta a la comunidad, «uno de los asuntos más complejos» que le ha tocado gestionar, según reconoció. Herrera puntualizó que ante la plaga «no sirven las viejas fórmulas» y recordó que en los primeros momentos hubo colectivos que acusaron a la administración de «dañar el medio ambiente». En este sentido, añadió que dos consejeros de su anterior gabinete, José Valín y Carlos Fernández Carriedo , entre otros miembros de la estructura orgánica de la Junta, fueron denunciados por los ecologistas por la utilización de veneno contra la plaga, en concreto la misma sustancia que se utiliza ahora: la clorofacinona. Reconoció que las medidas tomadas por la Junta para acabar con los roedores, «desde el punto de vista social y científico no son precisamente medidas pacíficas, sino fuertemente controvertidas», aunque alguna de ellas, como la quema de rastrojos, no se ha podido tomar hasta que no se ha cosechado. En esta línea, Herrera se comprometió a que en el segundo trimestre del 2008 funcione una Estrategia de Control y Vigilancia contra Plagas en el campo y un Plan Director consensuado con todos los agentes que conviven en el medio rural.