| Análisis | Y no será el último |
Que cuatro años no es nada
La más que previsible salida de Joaquín Otero de la secretaría general de la UPL no será la última que se anuncie; varios ilustres del partido aseguran que éste será un mes de «grandes sorpresas»
Como el mejor tango argentino, en la UPL cuatro años no es nada, así que veinte... Fue un 23 de mayo, de hace ahora cuatro años, cuando en Astorga Joaquín Otero fue elegido secretario general de los leonesistas y la UPL rompió con su fundador, José María Rodríguez de Francisco. En este tiempo han pasado una elecciones municipales en las que el partido ha perdido peso político en la provincia, perdió un diputado provincial, y mantuvo el tipo en el Ayuntamiento de León. Pero ha sido precisamente el Ayuntamiento, más concretamente el pacto firmado con el PSOE, lo que ha venido ha enturbiar definitivamente las relaciones entre los no hace muchos «amigos» Javier Chamorro y Joaquín Otero y, por ende, todo lo que tiene que ver con el partido. Otero aseguraba ayer que sólo había discrepancias políticas, pero lo cierto es que Javier Chamorro y Otero no se hablan desde que se hizo efectivo el pacto con los socialistas; incluso, cuando se decidió el representante leonesista en la asamblea de Caja España, la petición a Chamorro para que fuera Luis Herrero Rubinat y no él, como pasó después, Otero se la hizo a través de presidente del partido, Melchor Moreno. Así las cosas, la UPL, hoy por hoy, está rota y a la más que previsible marcha de Joaquín Otero habrá que sumar la de otros miembros ilustres del partido, como Luis Herrero Rubinat, que no ha perdonado la «traición» de Lázaro García Bayón en la Diputación y del propio Chamorro.