Las piras se avivan continuamente, y los operarios trabajan sin descanso en tres turnos diarios
La Junta liquida en la hoguera todos los frutales afectados por fuego bacteriano
Las quemas de los árboles enfermos no se detienen en la zona afectada por la enfermedad
Fuego para acabar con el fuego bacteriano. Personal contratado por la Junta de Castilla y León se aplica estos días, durante 24 horas, en pasar por la hoguera todas las especies arbóreas que presentan un atisbo de contacto, contagio o afección por la bacteria erwinia amylovora, definición científica del organismo que destruye frutales. Para la vigilancia de las quemas de perales, manzanos y membrillos se establecen tres turnos; sólo dos fines de semana se concede una tregua en el alfoz de León al avance del mal, que ya ha recorrido parte del Bernesga y la ribera sur del Esla, fuera del perímetro de las 14 localidades donde la Junta declaró la existencia oficial de fuego bacteriano. En un crematorio habilitado de forma excepcional en un paraje de Tendal, en el municipio de Valdefresno, sobre una superficie dedicada antes a vertedero, los frutales de pepita acaban devorados por centenares. Antes de llegar al fuego pasan el trámite de la motosierra, y el proceso del arranque de la raíz, que termina con decenas de años de asiento de la especie sobre la zona hortícola afectada. El desgaste para el cultivado llega después, obligado a mantener en cuarentena la superficie afectada por la bacteria para que no se reavive el foco. Los sindicatos agrarios mantienen su reivindicación de la que Junta actúe ante la expansión del fuego bacteriano de una forma más efectiva, contra las plantas hospedantes de la bacteria que sirven habitualmente se refugio para la enfermedad que cada primavera avanza hacia las plantaciones de frutales, susceptibles de contagio, los que tienen pepita.